En 2014, y luego de luchar para bajar de peso, Raquel Guimarães se sometió a una cirugía de bypass gástrico, que es una de las operaciones más frecuentes en las personas que tienen sobrepeso. La joven pesaba 120 kilos, y luego de la intervención bajó 70 kilos.

El bypass gástrico había dado los resultados esperados, luego de unos meses de la cirugía la joven comenzó a sentirse mal teniendo vómitos y diarrea, sintiendo hormigueos y calambres en su cuerpo. Los médicos, en aquel entonces le dijeron que se debía a una falta de potasio, que no se relacionaba con la cirugía.

Un día Raquel quiso levantarse de su cama y se desvaneció. Un vez en el hospital, detectaron la falta de vitamina B1 y B12 en el organismo de la joven, conocido como encefalopatía de Wernicke, lo cual puede producir confusión, pérdida de coordinación muscular y problemas en la visión.

Con aquella situación el cuadro de la joven empeoró y también se le generó polineuropatía, que daña los nervios periféricos de todo el organismo. La joven llegó a pesar 39 kilos, y mediante transfusiones de sangre y alimentación vía sonda, salvaron su vida. Luego fue diagnosticada con anemia severa y desnutrición.

Lo cierto es que el cuerpo de la joven quedó totalmente debilitado y perdió la movilidad de sus piernas, por lo que comenzó un largo proceso de recuperación, en el que trabajó con el objetivo de volver a caminar. En 2017 le realizaron una operación para colocar un fijador externo en su pierna derecha, y luego en la izquierda.

Luego de cinco años, después de la operación de bypass gástrico Raquel Guimarães pudo comenzar a dar sus primeros pasos, que se vuelven cada vez más firmes. Hoy, la joven continúa en rehabiitación, y avanzando favorablemente.

L.G