“El tiempo es lo más valioso que tenemos” Reflexión sobre el paso del tiempo.
2019-11-07 18:25:34 |“Les voy leer algo que escribió Mario De Andrade, un poeta brasileño, novelista, que escribió a
principios del siglo pasado, en el 1900. Es como si lo hubiese escrito ahora y es como si lo hubiera
escrito yo o vos…”, relató el periodista. Sergio Lapegüe
“Mi alma tiene prisa”, escrito por Mario De Andrade. “Conté mis años y descubrí, que tengo
menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora… Me siento como aquel
chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió
que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas,
procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada. Ya no tengo tiempo
para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan
egos inflados. No tolero a maniobreros y ventajeros. Me molestan los envidiosos, que tratan de
desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo. Las personas
no discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo escaso como para discutir títulos. Quiero la
esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchas golosinas en el paquete…Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que
sepa reír, de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa, antes
de hora. Que no huya, de sus responsabilidades. Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez. Lo esencial es lo que hace que la
vida valga la pena. Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas… Gente a
quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no
desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitas
que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia. Espero
que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás…”.
Sobre el final, Sergio Lapegüe cerró con un mensaje: “Disfruten del día y del momento. La vida es
muy corta, todo es muy efímero y el tiempo es lo más valioso que tenemos”.
l.g
menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora… Me siento como aquel
chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió
que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas,
procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada. Ya no tengo tiempo
para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan
egos inflados. No tolero a maniobreros y ventajeros. Me molestan los envidiosos, que tratan de
desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo. Las personas
no discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo escaso como para discutir títulos. Quiero la
esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchas golosinas en el paquete…Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que
sepa reír, de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa, antes
de hora. Que no huya, de sus responsabilidades. Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez. Lo esencial es lo que hace que la
vida valga la pena. Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas… Gente a
quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no
desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitas
que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia. Espero
que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás…”.
Sobre el final, Sergio Lapegüe cerró con un mensaje: “Disfruten del día y del momento. La vida es
muy corta, todo es muy efímero y el tiempo es lo más valioso que tenemos”.
l.g