“La verdad es que no había tanta expectativa, con medir más o menos bien ya era suficiente. Nadie estaba esperando ganarle a Tinelli, entonces fue una sorpresa grata –reconoce con cierta ingenuidad y bastante despreocupación–. Lo que pasa con ‘Graduados’ es muy loco, lo ve todo el mundo. El otro día fui al Malba y me pedían autógrafos; y así también el pibe que limpia los vidrios”.

En “A dónde van los corazones rotos” es otra la experiencia. Según ella, “al teatro independiente no hay con qué darle”. “Hay algo mágico que se genera en los espacios más chicos que es muy difícil de lograr en un espacio grande. Y por otro lado también es interesante el hecho de que no estás presionado tanto por el éxito, el dinero, y al no estar ese motor de por medio, por lo general lo artístico se pone en primer plano”.

En la obra interpreta a una jovencita que tiene una relación especial con una madre que parece ignorarla, un trauma que no padeció en la vida real ni con su papá Mex ni con su mamá, la directora teatral Nora Moseinco. “Hay un momento de la vida en que uno ya no le reclama muchas cosas a los padres, porque ya hiciste un quiebre; cosa que no le pasa a mi personaje en la obra, que siento que todavía no despegó”.

–En tu caso tu papá es la figura más popular en los medios. ¿Creés que ya lograste sacarte el mote de “la hija de”?

–Mirá, “la hija de” voy a ser toda la vida. Hay algo que siempre va a estar ahí. Pero lo que quiero mostrar como actriz no es al lado de mi viejo porque no me interesa eso a nivel artístico, así como tampoco me interesa mostrar eso de la familia feliz en las notas, ni con mi pareja mostrar mi casa. Si me quieren criticar capaz me dicen “si no fueses la hija de…”, y la realidad es que a mi viejo ahora le está yendo súper bien pero no es Marcelo Tinelli; no es que mi papá me va a conseguir un papel en ningún lado. No sé qué fantasías tienen.

–También uno puede imaginar que habrá sido peculiar tenerlo como padre durante la infancia o adolescencia…

–Mi papá es muy tranquilo, no es como en la fantasía de la gente, loco y drogadicto que vive de la noche (risas). Como es medio desfachatado y la gente es muy estructurada, piensan que es un loco que vuelve a las 8 de la mañana con una corbata en la cabeza, y no.

Violeta comenzó a trabajar como actriz a los 8 años junto con Mex en “Magazine For Fai”, y aunque dirá que nunca pensó en dedicarse a otra cosa que no fuera la actuación, estudió dos años de psicología y algo de filosofía. “Probablemente algunas de las cosas que leí en la facultad me sirven para algunos trabajos, pero pienso que lo que a mí más me puede llegar a ayudar son los años de terapia que tengo”. Eterna novia –aunque con diferentes chicos, estuvo en pareja casi toda su vida adulta–, con su última psicóloga fue con la persona con la que mantuvo su relación más duradera: 7 años.

–¿Sos de las que anda evangelizando a todo el mundo con que hagan terapia?

–Sí, igual pienso que hay terapeutas de mierda. O sea, si mando, mando a alguno que creo que va a ser bueno, porque podés caer en lugares siniestros (risas). Tampoco creo que va a salvar a todo el mundo. Yo sí lo necesito, pero hay gente que no quiere hacerse esas preguntas y es respetable. Pero bueno, no hay nada que hacer con el negador.

–¿Vas a terapia?

–Este año no, porque no me pude organizar en nada y estoy bien (risas). Extraño pero nunca fui muy dependiente de la terapia. Eso está bueno.

–Una vez que te embarcás en algo, ¿sos muy analítica?

–No, voy para adelante. También en esta carrera todo dura poco, entonces no es que te casaste con alguien. Todo se termina rápido. “Graduados” duró un montón, y va a durar un año. Eso es lo que tiene de bueno y malo, porque también todo el tiempo estás empezando de nuevo. Todo es a corto plazo, entonces si te equivocaste te vas y chau. Igual, hay algo que tiene que ver con cada persona, que es poder soportar eso o no, no sé si cualquiera lo puede hacer. Me parece que es el motor de un montón de cosas también. Yo ahora voy a grabar re contenta con mis compañeros; si supiera que los tengo que ver en la misma situación durante 10 años no sé si sería tan feliz (risas). En las tiras se dan convivencias súper intensas y después capaz no te los cruzás nunca más. Eso tiene su encanto porque lo querés aprovechar al mango, es como el 5to. año del secundario.

–Es más habitual verte en papeles humorísticos. ¿Qué espacio tiene en tu vida?

–El humor es parte de mi vida, absolutamente. Lo que pasa es que la gente me conoce y no soy esa típica actriz histriónica que entra a un lugar a los gritos, no tengo esa desfachatez, soy tímida, ubicada, entonces voy de a poco. Capaz, la gente espera que yo haga un chiste en cuanto entro, y no, no soy así. Pero sí cuando me vinculo íntimamente con los demás, todo pasa por el humor. Me cuesta mucho tomarme las cosas de manera solemne o hablar de un tema seriamente, no puedo no hacer un chiste en el medio, es mi manera de sobrellevar la vida. En cuanto la cosa se pone muy seria yo me tengo que reír porque no lo soporto. A mí la gente que no puede reírse de lo que me pasa me parece infeliz. Mis amigas son muy graciosas, mi novio es muy gracioso. Alguien me deslumbra desde ese lugar. Los hombres que me gustan son hombres que me hacen reír. Yo mido la inteligencia desde ese lugar. Para mí, alguien inteligente es alguien con gracia.