ESPECTACULO

Top 5: las series más adictivas

2012-08-23 15:05:05 | ¿Qué es lo que hace a una serie adictiva? Creo que no solo se lo podemos adjudicar a que muchas trabajan alrededor del recurso del cliffhanger (cuando la acción que se desarrolla al final de un capítulo queda inconclusa) dado que nuestra propia ansiedad, nuestra escasa paciencia a la hora de esperar una semana por un nuevo episodio también son parte del juego. A continuación, cinco series que, de una manera u otra, nos han dejado siempre con ganas de más.
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1) True Blood
Si hay una serie que sabe cómo concluir cada capítulo de modo tal que genere bronca/impotencia tener que esperar al siguiente, ésa es True Blood. Su creador, Alan Ball, parece regodearse en la naturaleza ansiosa de los seguidores del programa y se divierte cada vez que puede al añadir suspenso casi como si fuera una regla inquebrantable. Porque True Blood tendrá sus desniveles - el atractivo de los villanos va variando con cada temporada, siendo Russell el más indiscutiblemente sólido- y algunas subtramas difieren en nivel de importancia; sin embargo, lo que jamás se modifica es ese espíritu insaciable con el que fueron adaptadas las numerosas novelas (no menos adictivas) de Charlaine Harris.

2) How I Met Your Mother

No es fácil darle un giro a las sitcoms para que presenten algún componente novedoso. How I Met Your Mother lo logró y se da el lujo de mantener al televidente cautivo por su leit motiv. La serie comienza con Ted Mosby compartiendo con sus hijos la historia de cómo conoció a su madre. Por supuesto que ya está por empezar la octava temporada y todavía no se nos reveló la identidad de la mujer en cuestión. Esto se convirtió en un arma de doble filo para el programa. Hubo espectadores que perdieron el interés y la abandonaron y otros que encontraron en los saltos temporales y las continuas pistas motivos suficientes para seguir viéndola. Claro que, para qué negarlo, mucho ayuda la dinámica entre los actores y ese gran personaje digno de un spin-off que es Barney Stinson.

3) Lost
Lost, incluso para quienes no hemos sido adeptos, fue una serie bisagra en muchos aspectos. Un poco a la manera de How I Met Your Mother - con otra desmesura y otros resultados -, la creación de J.J. Abrams, Jeffrey Lieber y Damon Lindelof también tomó como base el hacer cómplice al televidente, pero aquí con recursos que van desde homenajes al cine hasta subtextos literarios. Así fue que su público no solo siempre se mantuvo expectante sino que además fue parte de foros donde los debates que se suscitaban llegaban a ser casi tan fascinantes como la serie misma. Esa retroalimentación constante también derivó en una división de aguas, bien marcada en un final donde la gran cantidad de interrogantes abiertos no fueron cerrados (al menos no de modo tradicional). Está claro: que el desenlace de un producto televisivo haya provocado reacciones de toda índole no hace más que evidenciar lo bien que supo manejar la atención de quienes estaban del otro lado.

4) Game of Thrones
Esta serie, en un punto, siguió la misma línea que Lost. Porque. ¿Quién no habla de ella hoy en día? ¿Quién no escuchó a alguien recomendarla? El mérito del programa fue haber tomado un género que televisivamente no siempre funciona (quizás con la grata excepción de Merlin) y convertirlo en un éxito rotundo. Basada en la saga de George R.R. Martin, Game of Thrones, además de suscitar el interés por los acontecimientos que se desarrollan en Poniente (un continente ficticio) siempre da lugar al lucimiento de sus intérpretes. En este aspecto, es imposible hablar de la serie sin mencionar al descomunal Peter Dinklage, cuya actuación no solo no pasa inadvertida para los fanáticos de GOT sino tampoco para quienes otorgan Globos de Oro, Emmys y unos cuantos premios más.

5) Skins
A no confundir con Skins versión estadounidense, absolutamente inferior a la británica. Este drama pone el ojo en un grupo de amigos adolescentes, quienes viven en Bristol (el dato de su lugar de residencia nunca es menor) e intentan descubrir su identidad en medio de descontrol, amores frustrados y adicciones varias. Skins tiene una gran primera temporada (donde podemos ver a Nicholas "Un gran chico" Hoult y Dev "Slumdog Millionaire" Patel) y ya en la segunda comienza a poner en marcha el recurso que la vuelve adictiva: no se repiten los mismos personajes sino que presenciamos los conflictos de otros adolescentes (en algunos casos, relacionados a los de la primera). En este aspecto, Skins siempre se renueva, cambia de generación y nos obliga a desprendernos de viejos personajes para depositar el interés en los nuevos, utilizando de este modo el factor sorpresa con efectos casi nunca adversos.

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