“La idea es volver a la novela clásica, con una ‘onda Alberto Migré’”, explica Darthés a Caras.

“La primera vez que grabamos, me agarró de los brazos y sentí que Juan es un galán”, indica Calu.

Darthés nunca había trabajado con Rivero, pero desde las primeras escenas entre ellos se generó “muy buena vibra”. Les atrajo el desafío de una historia romántica provocadora, con la diferencia de edad como gran disparador de fantasías.

Romántica e idealista, Rivero tiene tatuada la palabra “amor” en uno de sus dedos. Tras dos años de romance con Emmanuel Horvilleur, decidió “pausear” el vínculo, aunque no piensa en reconciliarse y disfruta de vivir sola, en el aquí y ahora.

“No me gusta alargar una relación cuando pierde intensidad, por eso me separé sin sufrir ni dramatizar”, confiesa la actriz.

En la ficción, Juan es Julián, el chofer de Natacha, el personaje de Calu. Ante la posibilidad de que les
inventen un romance en la vida real, los actores conciden en que lo suyo es solo un hecho artístico.

—En la vida real, ¿qué importancia le otorgan al amor?
—J.D.: No creo que ningún ser humano pueda vivir sin amor, es un sentimiento que actúa de sostén. El “Dulce Amor” como título puede resultar hasta empalagoso, pero es esencial, y por eso la gente agradece una novela así.