Una investigación encabezada por Nicole Wolter recolectó datos de más de 11 000 personas con coronavirus en Sudáfrica. Identificó que las epidemias comunitarias de la variante Ómicron probablemente tengan menos impacto en la salud en comparación con las oleadas anteriores de COVID-19 en la mayoría de los lugares debido al aumento de los niveles de inmunidad de la población (vacunación).

Sin embargo, en esta población sudafricana generalmente joven, el 21 % de los pacientes hospitalizados infectados con la variante Ómicron del SARS-CoV-2 tuvieron un resultado clínico grave. En otras palabras, no se debe suponer que las epidemias de la variante Omicron tendrán un efecto de salud tan bajo en otros lugares.

Es un mito que Ómicron solo causa una enfermedad leve. “La tasa comparativamente más baja de hospitalizaciones y muertes hasta ahora se debe en gran parte a la vacunación, sobre todo de grupos vulnerables. Sin las vacunas mucha más gente estaría en el hospital”, detallaron los investigadores mencionados. Entonces, no es que esta cepa sea menos fuerte que sus predecesoras, sino que sus efectos se redujeron a fuerza de vacunas.

Además de la investigación efectuada en Sudáfrica por parte de Wolter, desde el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos aportaron datos que iban en la misma dirección. Analizaron los motivos de una gravedad y mortalidad con Ómicron. Y los resultados fueron clarificadores: “Este aparente descenso en la gravedad de la enfermedad probablemente está relacionado con múltiples factores, sobre todo el aumento de la cobertura de vacunación y el uso de dosis de refuerzo en los subgrupos recomendados”.

En algunas zonas del planeta, la mortalidad a causa de la variante Omicron se disparó de forma considerable. Y estos lugares, como Sudáfrica, tienen una deficiente campaña de vacunación respecto de su población local. Con una e, incluso dos dosis, se pueden reducir considerablemente sus efectos.