El cierre de listas para las elecciones legislativas es el obstáculo más grande del Gobierno para aprobar el pliego de César Milani como teniente general, escalafón necesario para asumir como jefe del Ejército, donde lo nombró Cristina Kirchner, pese a las denuncias por violación a los derechos humanos y enriquecimiento ilícito.



A los senadores que quedaron afuera de las listas, se sumó entre los embroncados el correntino José María Roldán, aliado de fierro en el último año y medio, enojado porque no pudo sumar a su gente a las nóminas kirchneristas de su provincia, que en septiembre elegirá gobernador.



“No me guío por todo los rumores. Pero si la justicia de La Rioja comprueba sus denuncias sobre su participación en la dictadura, voy a votar en contra”, anticipó a LPO.



Y no dudó en desechar bronca por las listas K que no tuvieron en cuenta a su gente. “Las cubrieron de ex aliados de Romero Feris. La derecha más recalcitrante de la provincia. No sé como se dicen nacionales y populares”, disparó.

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El senador correntino José María Roldán.

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El rol de Milani en la dictadura, denunciado por la versión del Nunca Más de La Rioja, molestó tanto o más a los aliados que las denuncias de enriquecimiento ilícito, de las que se hizo eco la UCR.



Los problemas para alcanzar el quórum en la sesión pautada para el 31 de julio son una realidad y preocupan en el kirchnerimo.



Aunque no para todos: Miguel Pichetto, jefe del bloque Kirchnerismo, está de campaña y se apartó de la comisión de acuerdos que el lunes debatirá el pliego de Milani. Lo reemplazará Aníbal Fernández.



Según pudo saber LPO, con el rionegrino alejado, ayer el punteo estaba a cargo de Juan  Juanchi” Zabaleta, secretario administrativo y de trato directo con los senadores de todos los bloques. A todos les pedía garantizar al menos su presencia el 31 de julio.



Números finos



El bloque del Frente para la Victoria tiene 33 propios pero llega sin problemas a la mayoría con aliados incondicionales, como han sido los dos fueguinos María Rosa Díaz y Osvaldo López; la santafesina Roxana Latorre y el neuquino Horacio Lores.



Roldán, el porteño Samuel Cabanchik, la pampeana María de los Ángeles Higonet y sólo algunas veces la liberal correntina Josefina Meabe, le daban más tranquilidad a Pichetto.



Todo cambió con el cierre de listas. Díaz y López no tuvieron lugar en la lista del FpV y del PJ, como tampoco el fueguino Mario Colazo, ex gobernador radical y miembro del Frente para la Victoria.



Colazo y López buscarán renovar su banca por espacios marginales (Partido Popular y Encuentro por la Ciudad) y al parecer esa salida que encontraron no los dejó conformes.



Al miércoles siguiente al cierre de listas no fueron a la sesión que iba a tratar el pliego de Nilda Garré como embajadora de la OEA, pero se frustró porque el kirchnerismo se quedó sin quórum. La oposición tampoco pudo lograrlo.



Tampoco estuvo Roxana Latorre, aliada incondicional de los K con dos años de mandato, a quien hoy varios recordaban por haber sido quien le dio el toque de gracia al pliego de Daniel Reposo como procurador.



En el Senado cuentan que su declaración fue en realidad un pedido de Zannini que canalizó Pichetto, cuando el secretario legal y técnico de la presidencia ya tenía a Alejandra Gils Carbó en carpeta. Sus señales difusas ya son motivo de especulaciones.



Otro rumor que corre por la Cámara alta es que el neuquino Lores no cumpliría con su habitual voto de fe al kirchnerismo, aun cuando en 2010 mocionó a favor de Milani cuando fue ascendido a subjefe.



La nula participación de Neuquén en el acuerdo con Chevrón para explotar el yacimiento de shalle oil de Vaca Muerta, podría ocasionar un sorpresivo acto de rebeldía.



Quien aprovechará para reivindicarse es Samuel Cabanchik, el porteño que votó con el Gobierno desde diciembre de 2011 y que un año antes fue clave pare el quórum en la sesión que ascendió a Milani hasta el segundo lugar del ejército. Sin futuro político a la vista, dice que votará en contra.



Con estos problemas ya nadie habla de los dos misioneros del Frente Renovador (Sandra Giménez y Gustavo Cabral) que armarán un bloque propio, pero juraron fe kirchnerista.



Al tanto de este escenario, Morales especuló con una jugada K: demorar el pliego y dejar así a Milani al frente del ejército aunque flojo de papeles.



"El pliego de ascenso (el Gobierno) ya lo mandó, pero podría no tratarlo y dejarlo en stand by y cajonearlo. Pensamos que si tienen presión de algunos organismos de derechos humanos, lo más probable es que no traten el pliego", le dijo a Clarín.