Medio centenar de policías, dependientes de distintas fuerzas especiales y comisarías aledañas, llevaron a cabo ayer después de las 17 y hasta pasadas las 21 un operativo especial de blindaje de la comisaría Séptima y las inmediaciones, luego de los desmanes provocados por decenas de personas tras conocerse el fallecimiento de Omar Cosio.



Por orden de la Jefatura de Policía y coordinadas por el mismo jefe de la fuerza, Alfredo Ojeda, se presentaron en la dependencia efectivos del cuerpo de Infantería, de la Policía de Alto Riesgo (PAR), de la División Canes, de Caballería, Motorizada, Comando de Patrulla y de la División Bomberos, ante la posible amenaza de que tras la inhumación de los restos del muchacho fallecido en la comisaría pueda ocurrir un levantamiento violento en contra del edificio y quienes se encuentren dentro.



Cabe señalar que todo el movimiento de fuerzas tiene sus sustento en los incidentes del día anterior, frente a la comisaría Séptima y sobre avenida del IV Centenario, en donde varios móviles resultaron afectados por piedras, botellazos y hasta balazos efectuados por “compinches” de Cosio, según revelaron fuentes policiales.



Varios testigos colocan en el lugar de los incidentes a un joven de pelo rubio, portando un revolver y una mujer mayor que se lo suministraba a este y otro sujeto más.



Otros testigos mencionaron haber visto a una jovencita, que sería familiar directo de un legendario criminal involucrado en la masacre del Penal Nº1 y muerto hace dos años a puñaladas en el Penal Nº6 de San Cayetano.



A la joven la mencionan arrojando botellas vacías contra los móviles policiales y hasta incluso contra colectivos.



Pese a que la familia de Cosio se desligó de estos incidentes y los saqueos en la zona, los investigadores dijeron que entre los que pudieron ser identificados habría allegados a estos.



Ingratos recuerdos



El 13 de enero de 2006, la comisaría Séptima pasaba a la historia de manera trágica luego de que en sus celdas murieran calcinados y sufrieran heridas mortales tres detenidos. Dos de ellos que habían llegado la noche anterior por averiguación de antecedentes.



Todo se había iniciado por el reclamo del detenido Ricardo Pared (17) Preso por homicidio, quien quería ver a su hijo nacer y no lo dejaron. Se tragó una bombilla y mientras se ahogaba, otro preso Jonathan Niz, prendió fuego a un colchón que se salió de control.



Las llamas alcanzaron a Matías Martínez (16) y Daniel Romero (23), así como también al propio Pared. Todos murieron calcinados y un cuarto detenido sufrió heridas gravísimas. El estigma trágico de este caso marcó a aquella seccional.



L.G