Un policía fue herido ayer con impactos de proyectiles de goma disparados con la escopeta que llevaba y le fue arrebatada en medio de una enorme pelea de patotas en el barrio Iberá de la capital correntina, donde además uno de los partícipes de la reyerta resultó baleado a manos de un efectivo cuando éste rescataba a su camarada.



Los serios incidentes se produjeron entre las 11 y las 11:30 en el interior de la populosa barriada también conocida como “La Chola”, donde desde temprano hubo inconvenientes entre vecinos.



Como consecuencia de la perdigonada, el cabo Ricardo Caballero permanecía internado en el hospital Vidal. Presenta más de 20 lesiones en el brazo izquierdo y gran parte de la espalda.



En tanto, al Hospital Escuela ingresó con un disparo en el hombro derecho (con orificio de entrada y salida) la persona identificada como José López.



Pese a las características de las heridas de bala ninguno de ellos revestía un cuadro de gravedad.



Todo comenzó cuando dos patrulleros (internos 613 y 641) acudieron a la esquina de Igarzábal y Argentina en respuesta a llamados de habitantes del lugar por una riña callejera entre dos bandos de hombres.



El escenario de los incidentes fue una angosta calle de tierra hacia el interior del barrio, a la cual entraron los móviles de seguridad.

Apenas llegaron, los cinco o seis efectivos fueron recibidos con una lluvia de cascotes. Debido a esto, los policías retrocedieron pero uno de los automóviles, el primero que había accedido, cayó a una zanja.



Integrantes de ambas pandillas aprovecharon ese percance para rodear a los efectivos que pedían desesperadamente apoyo al verse superados en número.



El cabo Caballero, según la Policía, bajó del auto y resultó atacado por al menos cinco hombres con los cuales forcejeó hasta ser despojado de la escopeta tipo Itaka cargada de cartuchos con municiones no letales. Con esa arma le dispararon dos veces desde corta distancia.



Durante el descontrol otro policía sería quien efectuó un disparo a López con una pistola calibre 9 milímetros. De allí en adelante se sucedieron las corridas, otras detonaciones con armas de fuego y un revuelo generalizado.



López ingresó al área de emergencias del Hospital Escuela luego de ser llevado por amigos en una motocicleta.



Pasado el mediodía regresó la calma al lugar, adonde acudieron los grupos especiales de combate de la fuerza.



De acuerdo al testimonio de vecinos, algunos partícipes de los enfrentamientos serían jóvenes apodados como “Huevo”, “Empanada”, “Junior” y un tal “Ramiro”, entre otros. “Se la pasan tomando y cobrando peaje”, dijo  una mujer.



Lo ocurrido movilizó a la plana mayor de la Policía que dio participación a las autoridades judiciales, quienes determinaron la correspondiente investigación con secuestro preventivo de armas reglamentarias a ser peritadas.



L.G