Una banda conformada por al menos tres delincuentes asaltó dos casas contiguas en el centro de Corrientes y propinó una brutal golpiza a un joven estudiante, sobrino de un ingeniero, a quien torturaron para que revelara dónde guardaban el dinero. Al final, sin poder abrir una caja fuerte, escaparon con 5500 pesos.



La gravedad del hecho generó que fuera conformado un grupo especial de policías para investigar el caso. Así, trabajan en forma conjunta tanto autoridades de la comisaría Primera como de la Dirección de Investigación Criminal y de la Dirección de Delitos Complejos.



El atraco se produjo alrededor de las 22 del sábado en calle Rivadavia al 1000, entre La Rioja y San Juan del barrio La Cruz, a pocos metros del Sindicato de Periodistas.



Los maleantes ingresaron repentinamente al domicilio de un muchacho de 27 años, identificado como Santiago Molina, quien estaba solo, leyendo cerca de la puerta que comunica a la calle, según dijeron a fuentes cercanas a la pesquisa.



Con los rostros cubiertos con capuchas o gorros, los asaltantes redujeron a la víctima ocasionándole una serie de golpes de puño y luego mediante el uso de un elemento contundente. Fue lastimado en la cabeza y el rostro.



El joven en todo momento dijo desconocer la existencia de la suma abultada de dinero que los malvivientes pretendían encontrar. A él le sustrajeron 500 pesos y un teléfono celular.



La víctima fue tirada al piso y maniatada con precintos, mientras los malhechores revisaban la propiedad e incluso cruzaban a la vivienda lindera, de su tío, por la parte del fondo.



En la casa del ingeniero recorrieron todas las dependencias provocando un gran desorden hasta abrir una pequeña caja metálica en la cual había alrededor de 5 mil pesos. Pero el objetivo principal parecía ser otro cofre de seguridad que no lograron vulnerar.



Se cree que durante el tiempo que los delincuentes estuvieron en ambos domicilios alguien desde afuera oficiaba de “campana” en algún vehículo.



¿Dato equivocado?

El muchacho zafó de las ataduras y pidió ayuda a la Policía. De inmediato comenzaron a llegar varios patrulleros que rodearon la cuadra sospechando que los delincuentes aún podrían estar en el lugar. Sin embargo, éstos ya habían fugado sin llevarse otros objetos valiosos, como ser equipos de electrónica.



A Molina debieron realizarle curaciones debido a las lesiones que presentaba. Además quedó inmerso en una crisis emocional.



que si bien cuenta con una caja fuerte en ella no tendría dinero guardado sino solamente documentaciones. Por ello, los investigadores suponen que la banda de malvivientes actuó con un dato erróneo.



Junto a los efectivos de seguridad en el escenario del hecho trabajó el fiscal de instrucción en turno, quien dispuso la elaboración de todas las pericias pertinentes enprocura de hallar alguna huella de los autores del asalto.



La causa fue caratulada como “robo calificado en poblado y en banda y privación ilegítima de la libertad”.



L.G