Según fuentes judiciales se trata de Vicente Belfi, de 51 años, quien poco después del mediodía fue apresado por efectivos policiales durante un allanamiento ordenado por el Juzgado de Instrucción 2, a cargo de Juan Manuel Segovia.



El operativo se concretó por calle Bolívar, entre Brasil y Roca, frente al paseo de compras “El Piso”, en el barrio Libertad. Allí funciona una inmobiliaria que tiene departamentos contiguos, donde al parecer trabajaba y vivía el acusado.



De acuerdo a los datos recabados por los pesquisas, el caso se circunscribe en un hecho de “justicia por mano propia” puesto que el martes por la noche, a eso de las 22:30, “Lucianito” y un cómplice, en una moto, intentaron arrebatarle la cartera a la esposa del dueño del negocio, razón por la cual intervino Belfi, quien cumple varias funciones en la firma.



Al parecer, según la investigación, el hombre logró poner en fuga a los “motochorros” y llegó a dispararles a modo de intimidación. Pero uno de los proyectiles terminó dando en el malhechor, más precisamente en la espalda.



Luego de algunas cuadras, el cómplice de “Lucianito” lo habría abandonado en un kiosco situado en calle Vélez Sarsfield, entre Necochea y Las Heras, en el barrio “La Vizcacha”.



Allí un empleado de ese negocio y un adolescente que oficia de “limpiavidrios” en avenida Pedro Ferré lo auxiliaron, subieron a una moto y lo trasladaron hasta el hospital “Ángela I. de Llano”.



Cuando cerca de las 22:50 los tres jóvenes pasaron en rojo el semáforo de Independencia y Chacabuco, una patrulla policial los siguió hasta la guardia del citado nosocomio.



Allí ambos quedaron demorados algunas horas pero luego recuperaron su libertad debido a que su versión tenía suficiente sustento. En tanto, pese a que Gómez fue asistido en forma inmediata, a poco de ingresar al centro de salud falleció producto de las gravísimas heridas que sufrió producto del disparo, de un arma de grueso calibre.



Inhumación con agresiones



Por otra parte, en la tarde de ayer recién fueron inhumados los restos de Gómez, en circunstancias poco usuales para este tipo de hechos.



Si bien se vieron muestras de dolor por parte de amigos y familiares, la clásica caravana que acompaña el féretro hasta el cementerio se vio custodiada por la Policía, cuya misión fue la de “evitar que esta gente que iba al entierro cometiera algún tipo de ilícito, en especial arrebatos”, confió un efectivo que intervino en el operativo.



Asimismo, cuando por avenida Maipú se aproximaron para realizar tomas fotográficas del cortejo fúnebre, la reacción de los participantes fue mera agresión. “Pese a que no interrumpimos ni molestamos, los que iban marchando nos tiraron con cascotes y piedras, algunas de las que golpearon al móvil ”, relató un reportero gráfico. Por suerte nadie salió herido.



L.G