Hace una semana un comerciante fue asaltado en una esquina de la capital correntina por una banda de “motochorros” que lo amenazó de muerte con un revólver para robarle la motocicleta.



Días después una pareja de novios resultó emboscada de igual manera a manos de maleantes que los tiró al piso de una moto en movimiento, dándole golpes con un casco. El final fue similar, sustrajeron el vehículo. Ante ambos casos, la Policía sospecha que los autores forman parte de una misma banda que en su haber tendría otros golpes cometidos con esta modalidad.



El atraco más reciente se produjo en calle Roberto Giusti del barrio Doctor Montaña, donde un muchacho de 21 años viajaba en una Honda Wave 110 bordó junto a una chica de 25 cuando resultaron sorprendidos por los ocupantes de otras tres motos (al menos cuatro), quienes se interpusieron y los tumbaron aplicándole una serie de “cascazos”.

Las víctimas, al perder el equilibrio, cayeron con su rodado bruscamente sobre el suelo. Esa situación fue bien aprovechada por los agresores quienes sustrajeron el vehículo y huyeron a alta velocidad hacia la avenida Maipú.



Lejos de ser un robo aislado, los antecedentes indican que casos iguales se sucedieron en otros barrios de la ciudad en el último mes. Y frente a semejante panorama existen fuertes presunciones acerca de la autoría de un mismo grupo de ladrones en esos delitos.



El jueves 11 de octubre, Guillermo Morales, de 36 años, transitaba en una YBR 125 negra cuando en Yugoslavia esquina Palermo, del barrio Nuestra Señora de la Asunción, salieron a su paso tres sujetos en dos motos portando un arma de fuego.



“Me resistí, pero montó el arma y estaba por tirar. No me quedó otra que entregarle la moto. Eran tres, todos con gorritas, y andaban en dos motos 110. Me pidieron mi moto, pero no quería entregarles. Hasta que tuve que hacerlo”, fue el testimonio de Morales, propietario de un kiosco.



“Fue todo muy rápido. Me quedé sin moto, pero por suerte no me pasó nada. Si los veo los voy a reconocer. Vestían gorritos. Dos tenían entre 18 y 20 años y uno de 30, el que me apuntaba con el arma. No le quería dar (la moto) y entonces montó el arma”, agregó.

Los asaltos tuvieron lugar en sitios alejados de la zona céntrica pero con una relativa cercanía entre sí en la zona Sureste de la capital. Además hay una particularidad, fueron de noche entre las 20 y 21. Nada parece casualidad.



Quienes incurren en este tipo de ilícitos tienen bien definido el rol de cada uno, como también deben disponer de un “aguantadero” adonde llevar y esconder el producto de sus asaltos.

El artilugio en boga fue bien descrito por las víctimas. Mientras ellos iban circulando otra moto los cruza de frente y si intentan girar para escapar desde atrás aparece otro vehículo. Sin escapatoria quedan a merced de los asaltantes.



Las dos últimas denuncias quedaron radicadas en las comisarías Decimocuarta y Decimoctava. Ninguno de los vehículos sustraídos ha sido hallado, como tampoco alguno de los ladrones detenido.

La sucesión de golpes delictivos seguramente será disparador de una investigación tendiente a desbaratar la organización criminal que opera en el ámbito capitalino con emboscadas.



L.G