El domingo, luego del triunfo ante Huracán, Erik Lamela fue a cenar con sus amigos a Astral, una pizzería que queda en la avenida Vélez Sarsfield de Munro, bien cerquita de Florida, su pago chico . Rodeado del afecto de muchos hinchas de River, hizo lo que difícilmente pueda seguir haciendo si su fútbol y su popularidad siguen creciendo: se comportó como un pibe más de su barrio. Mal que le pese a su perfil bajo, se está convirtiendo de a poco, pero a la vez sostenidamente, en un producto a la medida de este fútbol que valora tanto una buena gambeta como una imagen marketinera . Y Lamela desparrama glamour futbolero: juega con una elegancia que no abunda, al punto de que a veces hasta parece darse el lujo de ser un tanto displicente. El, en cambio, asegura que eso no es cierto y que si a veces pareciera que sobra alguna jugada, es sólo una sensación: ése es su estilo.

Surgido de la cantera del club, Lamela dice entender a los hinchas que no se conforman con que el equipo evite la Promoción.

“Está bien que la gente nos pida más. Esto es River” , afirmó ayer, sin que sus palabras sonaran a demagogia.

Tiene apenas 18 años, pero parece estar parado sobre tierra bastante firme. Sabedor de que su juego también despierta algunas antipatías (algunos le piden mayor intensidad; otros lo acusan de cancherear ), prefiere mantenerse al margen de las expresiones populares. “No le presto mucha atención a lo que se habla, ni cuando se dice que juego bien ni cuando se dice que juego mal”, aseguró. ¿El motivo de su postura? “La gente es muy cambiante” , sostuvo no sin razón.

Jamás lo dirá abiertamente porque su prioridad es jugar, pero Lamela prefiere actuar de doble conector , como lo hizo junto a Manuel Lanzini ante Tigre y Huracán, y no recorriendo el andarivel izquierdo porque las responsabilidades defensivas le quitan frescura a su juego. “Me siento muy cómodo jugando de frente al arco”, reconoció, consciente de que así se vuelve mucho más agresivo.

Cuando recuerda el golazo que significó el 1 a 0 parcial ante Huracán, le da una importancia relativa a su conquista: “Lo que importa es ganar, no quién hace los goles”. Y, al poner la mira en las necesidades de su equipo, avisa: “Fue importante haber ganado, nos sirve para acomodarnos en la tabla.

Pero tenemos mucho más para dar ”.