La importancia del entorno en el control de la diabetes
La persona diabética debe tener pleno conocimiento de su enfermedad. Pero sabemos que la persona que trata su diabetes, al igual que el resto de la gente, se mueve en un entorno social formado por familiares, amigos, compañeros de trabajo, compañeros de estudio, etcétera.
Lo ideal sería que aquellas personas más allegadas, con las que pasa más tiempo, también sean informadas acerca de esta enfermedad.
Ellas deben conocer que la diabetes es una enfermedad controlable con medidas dietéticas adecuadas, práctica de actividad física de manera regular y medicación. Seguramente, serán una pieza clave en la adherencia al tratamiento.
Si nos referimos a la familia, ella debe ayudar acompañando al diabético, sin que se sienta diferente, evitando frases del tipo “esto vos no lo podes comer….”. Pedimos la unificación del grupo familiar en torno a la mesa, dejando aquellas preparaciones no permitidas para el momento del día que la persona que debe evitarlo no esté.
Los compañeros y/o amigos pueden ayudar motivándolo a compartir momentos de recreación con alguna actividad física, gimnasia, deporte, etcétera. También compartiendo el mismo tipo de alimentación cuando están juntos, y evitando la tentación de aquellos alimentos o bebidas que conoce que perjudican la salud de su amigo.
Los niños diabéticos no quieren sentirse diferentes, no hablan de su enfermedad con sus amigos o en el colegio, por lo cual es muy importante cómo enfrente la familia ese tema, con naturalidad y aceptación, y cómo le enseñe su diabetólogo y nutricionista a manejar los alimentos, sin marcar demasiadas evidencias con su grupo de pertenencia.
El compromiso personal con la enfermedad es tan importante como el compromiso social: no debe avergonzar sino al contrario, permitir que el entorno colabore, informándose e involucrándose solidariamente