Muy cerca de Bahía Blanca y bien lejos de ese Litoral en el que un grupo de hinchas está pensando en esculpir una estatua al lado de la de Carlos Monzón. Entonces, el Bichi no imaginaba que sería futbolista. Mucho menos, que su lugar en el mundo estaría a orillas del Paraná y que la Chiva , ese ídolo sabalero del que tenía vagas referencias cuando se puso por primera vez la camiseta rojinegra, en 1997, quedaría detrás suyo en los libros de historia y estadísticas de la pelota.

“Ni en sueños pensaba establecerme en Santa Fe. Pero hace rato que estamos radicados ahí, con mi familia y ya no pensamos en irnos. Es una ciudad encantadora, en la que se puede vivir muy tranquilo. Además, no me voy a ir porque después del fútbol voy a seguir vinculado a Colón”, dice Fuertes en estas arenas. Habla del después, claro. Porque sabe que, a los 38 años, le queda poco fútbol en el carretel al máximo artillero del club santafesino, con 120 gritos.

-¿Ya decidiste retirarte? -No, todavía no. Cumplí 38 el 26 de diciembre. Sería un buen desafío jugar hasta los 40.

-¿Y de dónde sacás las ganas? ¿Cómo hacés para correr a la par de los pibes de 20 años? -Las ganas superan todo. No importa la edad, el puesto, nada. Si uno tiene amor propio, puede seguir jugando o hacerlo de la mejor manera hasta que las piernas le den. Hay que tener en cuenta que yo tuve suerte con el tema de las lesiones. Sufrí dos muy graves en mi vida, con rotura de ligamentos, pero las superé sin problemas. Y eso que me tocaron las dos de grande. Una a los 33, la otra a los 35.

-¿Y no pensaste en largar? -Es que yo siempre dije que, el día que me retire, lo quiero hacer en una cancha. En ese sentido, me ayudó mucho la recuperación. La segunda vez que me lesioné se me pasó por la cabeza colgar los botines. Ya era el máximo goleador de Colón, aunque me faltaba superar la barrera de los 100 goles con esta camiseta. Pero, bueno, la fuerza de la voluntad es vital.

-¿Cuál es el secreto de tu vigencia? -Las ganas, el orgullo de vestir esta camiseta y el cariño constante que me da la hinchada de Colón. Eso es impagable.

-Dijiste que querías seguir vinculado a Colón. ¿Lo vas a hacer como técnico? -Me recibí el año pasado. Pero no quiero ser técnico de Colón. Hoy, el fútbol se maneja por resultados y todo lo que conseguiste en muchos años, lo podés perder en tres o cuatro partidos. Se puede tirar por la borda en muy poco tiempo.

-¿Tenés miedo de arriesgar tu prestigio? -No sé si el prestigio, lo que no quiero perder es el cariño de la gente. Ese amor es fundamental para mí, me gustaría que sea para toda la vida.

-Entonces te tenés que dedicar a otra cosa...

-Quizá pueda ser mánager. Es algo que hablé con los dirigentes.

-¿Se perdió de vista el juego? -Desgraciadamente, los procesos son muy cortos, puntuales y esporádicos. El Turco (Mohamed) en Colón, Zubeldía en Lanús, Romero en All Boys. Son poquitos casos. Los clubes y las hinchadas están exitistas.

-¿Y qué pasa con los delanteros? ¿Ya no hay goleadores? -Cambió mucho el goleador. Porque no han salido tantos de las características de Martín (Palermo), de la mía, las de Caldera (José Luis Calderón) o el Cuqui (Silvani). Ahora, si te descuidás, hacen más goles los volantes.

-¿Cambió el goleador o el juego? -Está cambiando el juego. Antes, se jugaba más para los “9”. Ahora, todo es más colectivo.

-O sea que son como los laterales, están en extinción.

-Por desgracia, sí, los “9” estamos en extinción. Ojalá que, con el trabajo de las inferiores, vuelvan a aparecer. Sería algo fenomenal.