Si a Julio Falcioni le había cambiado la cara de malo el miércoles con la llegada de Diego Rivero, el de ayer ya directamente fue un rostro con una sonrisa. Es que Boca le consiguió el primero de los refuerzos que había pedido: Leandro Somoza. El 5. El caudillo. La mueca de alegría terminó de instalársele en la cara cuando le avisaron que el pase ya estaba hecho y que Somoza estaba realizandose la revisión médica en La Boca, aunque los primeros síntomas de entusiasmo se dieron al saber que el lungo había abandonado la pretemporada de Vélez en Punta del Este para volar hacia Buenos Aires. Falcioni sintió ahí que ya tenía su número 5.

¿Y Sebastián Battaglia, que viene trabajando muy bien en Tandil? Se correrá a la derecha y por esa franja se mueve estos días en las prácticas de fútbol aquí. ¿Y Diego Rivero, que ayer firmó su llegada a préstamo por un año? En principio, como Falcioni no lo pidió pero lo aceptó, empezaría en el banco y, cuando Riquelme no juegue, sería el volante por derecha en el 4-4-2 del Plan B. ¿Quién jugará por izquierda? Falcioni espera a Walter Erviti o a Pablo Guiñazú: es más factible que se sume el zurdo del Inter de Porto Alegre que el tiracaños de Banfield.

Al borde de los 30 años, entonces, Somoza cumple su sueño de jugar en Boca. Tenía la chance de seguir siendo el capitán de Vélez y jugar la Copa Libertadores, aunque eligió el desafío de cruzar de vereda, aun poniendo en juego su idilio con la gente de Liniers. Se envalentonó y se mudó. Por Boca. Y por Falcioni, a quien conoce de las Inferiores del club de Liniers.

Boca ya había acordado todo con el Villarreal, dueño de parte del pase. Luego, se puso de acuerdo con el jugador. Y tras negociaciones arduas y por momentos algo picantes con Vélez, hubo acuerdo entre los dos clubes argentinos. Cuando entre la noche del miércoles y la mañana de ayer Somoza rescindió su acuerdo con Vélez (tenía seis meses más de contrato), el Flaco se sintió nuevo jugador de Boca.

“Compramos la totalidad del pase de Somoza, en una operación que hicimos junto a Villarreal y Vélez”, explicó anoche el vicepresidente José Beraldi. El volante llega como jugador libre y firmará un contrato por dos años y medio.

Ahora, todos los cañones de la dirigencia apuntarán a traerle un volante por izquierda ya que, como parte de la llegada de Rivero, ayer Matías Giménez pasó a San Lorenzo. Falcioni no se resigna a abandonar su ilusión de contar con Erviti. Pero desde los números están lejos: Banfield no aceptó los dos millones de dólares (el vice presidente Gastón Lassalle dijo ayer: “Lo de Boca es una joda”) y entonces Boca deberá hacer una nueva oferta. En tanto, lo de Guiñazú es más viable, y en estas horas habrá más reuniones para achicar algunas las diferencias económicas.

Si Boca logra incorporar a un volante por izquierda, le quedaría un cupo más. Sería para un delantero: la idea original era Cvitanich, pero se evalúan otras alternativas.