El repaso engloba a nueve entrenadores: Miguel Brindisi, Jorge Benítez, Alfio Basile, Ricardo La Volpe, Miguel Russo, Carlos Ischia, de nuevo el Coco, Abel Alves y Claudio Borghi. Ellos dirigieron a Boca desde mediados de 2004, desde que Carlos Bianchi renunció tras perder la final de la Libertadores con Once Caldas.

Ninguno se acercó tanto al perfil del Virrey como Julio Falcioni, el décimo, el hombre que será presentado hoy en forma oficial.

Como Bianchi, es Falcioni un entrenador sin rebusques en sus dibujos tácticos, clásico en la elección del esquema, que no fluctúa más allá del 4-4-2 o 4-3-1-2.

Como el Virrey, es el Emperador un técnico que imagina sus equipos desde atrás hacia adelante, que apuesta a hacerlos fuertes partiendo más que nada desde una solidez defensiva reforzada con un mediocampo con mentalidad solidaria, listo para el esfuerzo y para los relevos.

Como el conductor del Boca más ganador de todos los tiempos, es el DT que sacó campeón a Banfield por única vez en la historia un estratega que busca moldear sus formaciones del medio hacia arriba con un pensador diferente y con una dupla de ataque letal.

Como Bianchi, es Falcioni un entrenador que intenta cerrarse en un círculo íntimo, con perfil bajo, cuidadoso en sus dichos.

No es casual que Bianchi haya recomendado a Falcioni cuando se sentó a conversar con el presidente Jorge Ameal.

Hace 30 años que se conocen Bianchi y Falcioni, desde que compartieron equipo en Vélez. En aquel 1980, en el Nacional, jugaron 9 partidos juntos , con 3 victorias, 3 empates y 3 derrotas, con 5 gritos gozados por el goleador y con 13 definiciones rivales soportadas por el arquero.

El Emperador y el Virrey, en cada encuentro, redondean un saludo con afecto. Hay un abrazo y siempre arrancan igual: “Hola Pelusa” , le dice Bianchi.

“¿Cómo andás, Carlos?” , le devuelve Falcioni. Eso sí, no son amigos . No es que se llaman seguido por teléfono para organizar alguna comida, algo que por ejemplo es habitual entre el flamante técnico de Boca y Carlos Ischia, quien sostenía un estrecho vínculo con el Virrey enfriado en los últimos tiempos.

Un par de años antes de consagrarse en Banfield, declaró Falcioni: “Algunos dicen que soy una miniatura de Bianchi, con más exigencia... Es un honor. Me enaltece esa comparación”.

Ahora, el desafío es que no derive en presión.