DEPORTE

El año chico de los equipos grandes

2010-12-21 14:15:10 |Boca apostó a grandes nombres, ninguno funcionó Pobreza, confusión y malos resultados reinaron en los clubes más importantes en la competencia local.
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La flaqueza en las convicciones, su identidad borrosa en los últimos tiempos, la urgencia del no sé lo que quiero, pero lo quiero ya y las decisiones hacen de los equipos grandes historias pequeñas en este 2010. Proyectos a base de resultados, ideologías que quedan en evidencia en cuanto se hace una lista de candidatos a dirigir -es lo mismo x que y, sabiendo que no tienen ni un punto en común en cuanto a la línea de pensamiento- y parches para salir del paso ubican a Boca, River, San Lorenzo, Racing e Independiente perdidos en la tabla y desde 2001 a esta parte en la peor campaña de puntos: de 339 entre los cinco en la tempoarada de hace nueve años, a 248 en esta que termina.


No se habla de copas ni de glorias -salvo el caso de Independiente que pudo poner en pausa un escenario que no escapa al real con el título en la Sudamericana-, es común que en la esquina o en el bar se lleven calculadoras y se hagan cuentas futuristas para saber a quién le tocará pelear por no descender. Racing sabe de qué se trata, porque hasta hace unos meses conoció de números decimales y en 2008 jugó la Promoción contra Belgrano. River, ahora, acusa los males del fantasma y por eso apela a lo repentino y borra todo aquello de paladares exquisitos como si hubiera tan sólo una receta para salir a flotar. 18 partidos duró la identificación con Angel Cappa, y en el año pasaron Leonardo Astrada y ahora el interinato oficial de Juan José López. Su hinchada, en un partido contra Racing, llegó a pedir el ingreso de Alexis Ferrero (marcador central) en un gesto que bien encuadra la sensación confusa en el diagnóstico.


Boca, que tuvo el peor año de los últimos diez, arrancó con Abel Alves como DT tras la renuncia de Alfio Basile, pero tuvo que recurrir al suplente Roberto Pompei y en el medio apostó a una idea con Claudio Borghi, campeón con Argentinos. Sin firmeza, apenas por el resultado y ahora nuevamente se hizo cargo Pompei hasta el arribo de Julio Falcioni. Ah, también había apuntado a un mánager con Carlos Bianchi, que se fue en enero. El año de Boca no tiene clasificación a copas y apenas el consuelo para los admiradores de Martín Palermo y sus 300 goles. Para colmo, la burla a los simpatizantes de River por la zona roja en el promedio parece quedar corta si se revisan los números para la próxima temporada. Boca tampoco queda al margen de pasar por una situación semejante en el corto plazo.


San Lorenzo comenzó su año de elecciones con Diego Simeone como técnico, pasó por un interinato de Sebastián Méndez y finalizó en el segundo ciclo de Ramón Díaz. Algo más efectista y lejos de argumentos razonables desde su frágil economía. Las urnas ubicaron al riojano como escudo protector, pero como el equipo nunca jugó bien ni ganó los socios le dieron un cachetazo al oficialismo el 11 de diciembre.


El Racing de la reestructuración en lo institucional intentó darle forma a una intención con Claudio Vivas como cabeza de un proyecto llamado integral. Sin embargo, no escapó a la media del fútbol argentino y su chatura y el ex colaborador de Marcelo Bielsa en la Selección fue despedido apenas iniciado el Clausura por los malos resultados. Entre tantos nombres y mezclas de estilos, se eligió a Russo y para la segunda parte del año el objetivo fue más ambicioso. Porque se trajeron refuerzos de categoría y entre ellos la mejor aparición de los últimos años en el club: Giovanni Moreno. Pese al buen plantel, no se pudo pelear por el título ni entrar a la Copa Libertadores. Al menos, le quedó el consuelo de no pensar en el promedio en lo que fue la mejor campaña del equipo de las últimas nueve temporadas: 58 puntos.


¿Se puede pensar que a Independiente le fue mejor que al resto? En un mundo resultadista -¿lo es?- tal vez sí. Porque dio una vuelta olímpica y jugará la Libertadores 2011. Ahora, el camino para llegar hasta acá fue traumático y sin cimientos. Comenzó con Américo Gallego y siguió con Daniel Garnero hasta que se dio su salida junto con la de César Menotti (otra figura que, como la de Bianchi, no escapó a la histeria del fútbol argentino). Se puso una pausa con Elbio Pavoni y se fue a buscar a Antonio Mohamed. Ese pedazo de gloria llegó, pero no está lejos de sacar la calculadora para el año que viene: apenas seis puntos de ventaja sobre River.


Cuando la convicción es tómbola, en general, suele pasar lo que pasa. Los grandes, como chicos, flotan sin rumbo y hasta incorporan términos y condiciones nuevas hasta en sus canciones tribuneras y su forma de ver el fútbol. El año deja poco, tal vez aprendizaje...


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