Cuando aparecen los distintos, Vélez es el mejor equipo del fútbol argentino. Y plasma en resultados las actuaciones de Juan Manuel Martínez, Maximiliano Moralez y su goleador Santiago Silva. Por ellos le ganaron a Racing en Avellaneda por 2-0 y soñaron hasta el final con ser los campeones de un torneo que finalmente quedó en manos de Estudiantes.

Primero fue el Burrito Martínez el que desniveló. El hombre del campeonato se mandó una jugada para el recuerdo. Encaró desde la mitad de la cancha y tras dejar en el camino a cinco rivales definió sin presión ante la salida de Jorge De Olivera. Fue a los 23 minutos de la primera etapa, en un partido en el que los dos habían tenido claras chances para convertir. Hasta allí, las figuras eran los arqueros.

Con la ventaja, Vélez intentó mantener el dominio que llevaba a la hora de manejar la pelota. Pero rápidamente Racing lo obligó a replegarse. Incluso, el gol de Martínez llegó en una contra. Igual, tras ese gol, la más clara también fue del Fortín, tras una corrida que terminó en una doble tapada del arquero local ante Silva primero y Papa después.

Vélez, hasta el momento, se llevaba una victoria justificada ante un rival que sólo jugaba por el honor ya sin chances de entrar a la Copa Libertadores. Y por el empate del Pincha, las sonrisas abundaban en la tribuna visitante.

El comienzo de la segunda etapa mostró a un Racing más dominante, pero no tan profundo y mucho menos agresivo. Por eso Vélez no pasó grandes apremios por parte de Gabriel Hauche y Pablo Lugüercio, los puntas de La Academia. El único, Giovanni Moreno, siempre claro en el equipo de Russo.

Y sin problemas para aguantar al rival, Vélez fue por más y con muy poco llegó al segundo. Fue por un tiro libre de Moralez, tras una falta contra Silva. El Enano sacó un derechazo que se clavó en el ángulo de la barrera.

Quedaba más de media hora, pero la historia estaba sellada. Todas las cabezas de los hinchas de Vélez estaban en la cancha de Quilmes a la espera de un resultado favorable. Hasta ahí, el empate en cero le jugaba a favor para estirar la definición a un desempate. Pero no. Llegaron los goles del Pincha, justamente por parte de Hernán Rodrigo López, un ex, y la ilusión se fue a la basura.

El pitazo final de Pezzotta llegó luego del cierre en Quilmes. Vélez no pudo ser campeón, pero demostró que fue uno de los mejores. Por individualidades y por equipo. Punto final. El 2011 será otro año, una nueva chance.