A Lanús lo golpeó este empate. A Independiente sólo le sirvió para llegar a la final del miércoles frente a Goiás más seguro de sí, porque este conjunto suplente cumplió un papel aceptable en un partido que en el comienzo desnudó emociones, en el medio se metió en un agujero y en el final pudo cambiar el rumbo.
De entrada, Leandro Gracián en el rol de conductor, más la aventura de Maximiliano Velázquez de llegar hasta el fondo por la izquierda y el control de pelota para una salida limpia entre Cristian Pellerano e Iván Pérez fue lo más positivo de este Independiente alternativo que contó con la presencia de su goleador Andrés Silvera (no podrá jugar la revancha de la final por la Copa Sudamericana por haber sido expulsado en Brasil). Se las ingenió, el equipo que dirige Antonio Mohamed para generar situaciones en un primer tiempo entretenido desde la emoción. Porque Lanús también inquietó a Adrián Gabbarini en más de una ocasión y se encontró con opciones concretas de quebrar el cero.
En el cómo, tal vez, se trazó un paralelo entre los dos equipos. Los errores en defensa colaboraron más que las virtudes propias para llegar a posición de remate. Gracián probó de media distancia, Mauricio Caranta dio un rebote largo y Germán Pacheco, de zurda, la tiró por encima del travesaño. Al rato, Santiago Salcedo hizo una descarga hacia atrás en la que Eduardo Ledesma quedó de frente al arquero -una especial de penal en movimiento- y Gabbarini contuvo abajo. Insistió el conjunto que conduce Gabriel Schurrer y Silvio Romero primero le pegó cruzado, y después envió un centro que el arquero desvió con una mano y el balón pegó en el travesaño. Otro remate de Silvera, uno más y aroma de gol en la noche de Lanús, libre de especulaciones y con más voluntad ofensiva que dibujos y pizarrones a mano.
El centro de Leonel Galeano pudo terminar en el fondo del arco tras el cabezazo de Velázquez que Santiago Hoyos tapó en la línea en una acción que generó polémica por la forma en la que despejó (su mano en posición comprometida y por eso el volante de Independiente reclamó penal). Fue eso y no más la segunda mitad de un partido que se pinchó en juego y llegadas. A los dos les costó tejer en la zona de creación -se apagaron los iluminadores de la pelota- y en el caso de los del Turco fue el juvenil Pérez el que nunca se alejó del criterio para jugar. Interesante por donde se lo mire, el volante se destacó en la neblina que fue la etapa final de este partido.
Lanús, con más urgencias y con la idea de seguir en pie en su sueño de clasificación a la Libertadores, siempre buscó caminos para llegar al triunfo que le permita no alejarse de la posición de Racing -último en ingresar en este momento- en la tabla general. Con el punto queda a tres de Racing cuando restan dos partidos y encima a la espera de lo que suceda en la final de Independiente. Lo pudo ganar, pero Agustín Pelletieri cabeceó en posición adelantada. Y, de inmediato, otra vez se cruzó con la chance real de llevarse los tres puntos. Germán Cano arrancó apenas adelantado en otra jugada que pudo cambiar la historia del partido pero el árbitro también anuló. Así, a Lanús le quedó ese sabor a nada por una chance que se le escapó. A Independiente, la cabeza distendida para la final. En definitiva, sólo en eso tiene la mente desde hace rato.