Con un segundo tiempo de campeón y con voluntad ofensiva, Argentinos consolidó su primaverita en el Apertura (no pierde desde la fecha 11). Venció 3-0 a Colón y ya camina por la mitad de la tabla.

No debe ser sencillo jugar en nombre de casi nada. Porque más allá del orgullo y del promedio para más adelante, Argentinos y Colón no tienen un objetivo relevante a simple vista. El campeón del Clausura se quiere seguir armando para el arduo objetivo que afrontará en el primer semestre de 2011: la Libertadores, en la que le tocará el Grupo de la Muerte (Nacional de Montevideo, América de México y el campeón del Brasileirao). El equipo de Santa Fe, quiere volver a protagonizar como en los días felices del Turco Mohamed.

El partido arrancó con indicios que parecían desmentir la influencia de cierta desmotivación. Pero eso duró lo que un par de suspiros. Y dentro del marco de un partido de atractivos escasos, fue apenitas más Argentinos.

El equipo de La Paternal apostó por jugar con tres delanteros para aprovechar la velocidad de Rius y de Niell por afuera. Una complicación añadida para el visitante, acostumbrado a defender con tres.

Sin embargo, como el recurso para buscar a los de arriba fue el pelotazo, también Argentinos careció de claridad. Los dos cincos (Ortigoza y Mercier) no consiguieron los espacios para aprovechar la capacidad para el pase en cortada.

Lo de Colón quedó limitado a alguna inspiración de Damián Díaz, su futbolista más hábil. Había una razón: los volantes por los costados -Ricky Gómez y Quilez- se preocupaban más por defender que por atacar. Y así se recortaron las llegadas de Colón.

En consecuencia, las dos llega das más claras del primer tiempo fueron patrimonio del equipo local. A los 15, Pozo ofreció seguridad ante un remate de Escudero. A los 36, Garcé tuvo que esforzarse para sacar una pelota sobre la líneas, tras una definición de Blandi. ¿Y Colón? Muy frío, casi nada. Apenas un remate alto de Díaz.

No cambió demasiado en cuanto al juego el inicio del segundo tiempo. Siguió ofreciendo un poco más Argentinos. Y consiguió pronto lo que más difícil parecía: modificar el resultado. A los seis, Niell le puso la cabeza a un envío de Blandi y puso en ventaja a Argentinos.

Ese tanto consolidó al equipo de Troglio. Y con calma, sin apuro, manejó el partido y lo resolvió con otros dos gritos (a los 32, a través de Blandi; a los 36, con Hernández). Y así, con ese entusiasmo, la gente se permitió gritar una verdad reciente: "Dale campeón/Dale campeón". No era poco para un lunes a la noche y sin grandes objetivos en juego...