DEPORTE

Canapino pegó en el momento justo y gritó campeón en el TC

2010-11-29 11:49:10 |AVANZA. Canapino marcó condiciones desde temprano, al ganar la serie más rápida. (Foto: Ariel González Mouls) El de Chevrolet, que estaba obligado a ganar esta fecha final para lograr el título, aguantó la presión de Martínez y Werner (ambos con Ford y compañeros de equipo) y se llevó el campeonato en una final apasionante y en un Gálvez colmado.
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Una verdadera fiesta vivió el Turismo Carretera, que tuvo un cierre de año a todo lujo: once pilotos peleando por el título hasta el final y un marco impresionante en el Oscar y Juan Gálvez, ratificando su condición de categoría más popular del automovilismo argentino. Sobre el asfalto, ante la multitud, el gran ganador fue Agustín Canapino, quien se impuso de punta a punta con su Chevrolet y logró gritar campeón en una final apasionante. Los entrerrianos Gurí Martínez y Mariano Werner (ambos con Ford y compañeros de equipo) presionaron hasta el final, pero no les alcanzó

Desde muy temprano, el público comenzó a llegar en forma masiva a la Catedral porteña de la velocidad. Muchos buscaron un lugar durante la madrugada, tratando de conseguir la mejor ubicación posible para cuando saliera el Sol. El clima fue el de siempre en el TC, pero potenciado por una gran fecha final que le permitía a cada uno de los bandos “grandes” (Ford, Chevrolet y Dodge) conservar el sueño del título.

La velocidad comenzó poco después de las 9 de la mañana, con el Gálvez ya colmado. La primera serie tuvo a Norberto Fontana –fuera de la Copa de Oro- y a Mariano Werner (líder del playoff, pero obligado a ganar para ser campeón) como grandes animadores. Desde el arranque, el de Arrecifes tuvo que aguantar el embate del entrerriano, quien por más que intentó no logró pasar al Torino. Detrás de ellos se colocó Rossi, a poco más de un segundo y medio del ganador.

La segunda serie fue clave. En esta tanda, Canapino exigió su Chevrolet al máximo y lideró la que finalmente fue la tanda más rápida (por unos dos segundos) y que le permitió arrancar en la posición de privilegio la final. Tal fue su ritmo que nada pudieron hacer Savino y Ugalde y otros cuatro pilotos de Ford que se acomodaron detrás, lejos.

En la última serie, Bonelli dominó aunque tuvo que soportar la presión del Gurí Omar Martínez, quien asedió durante las seis vueltas pero no le alcanzó. El dato clave de esta tanda fue el mal rendimiento de la máquina de Gabriel Ponce de León, que llegó a boxes remolcado. De todas formas, el reglamento de la Copa de Oro establece que todos los integrantes del playoff pueden largar la final, así que el de Ford pudo girar más tarde.

Así, en el repaso de cómo quedaban los candidatos, la gran final tuvo en la grilla de largada a Canapino en la posición de privilegio, acompañado por un “entrometido” Fontana. En la segunda fila, del lado externo, se acomodó Werner. Séptimo largó Rossi y octavo Ugalde. Moriatis (fila 9), Aventín (10), Castellano y Angelini (compartiendo la 12) estaban demasiado complicados como para soñar en grande. Ni que hablar Altuna (penúltimo tras los problemas técnicos en la serie) y Ponce de León, que cerraba el pelotón en la fila 24. Acomodados en la grilla, muchos miraban de reojo a Fontana. Desde el público le llegaban gritos como “Fontana, portate bien”, “Dejalo ganar” (a Canapino) o “pisale el frenito al de atrás”. “El de atrás” era, claro, Werner.

Con el semáforo en verde, Canapino aceleraba con todo y ganaba la cuerda. Werner se acomodaba en la cuarta posición, sin cambios. Una vuelta después, el entrerriano pasaba a Bonelli y quedaba tercero. Comenzaba la presión en serio.

Fue en el tercer giro cuando los hinchas de Ford estallaron y vieron agrandarse su sueño: Werner lograba pasar a Fontana y comenzaba el ataque sobre Canapino, ubicándose a menos de medio segundo de distancia. Una final vibrante.

Y si faltaba un condimento a este cierre apasionante, ese llegó cuando el Gurí Omar Martínez (fuera de la Copa de Oro, pero compañero de Werner y con un auto más veloz), pasó al otro Ford amarillo y comenzó a hacer su ataque. Era pura estrategia: el Gurí exprimía su auto ?sin temor, no tenía nada que perder- y obligaba el desgaste del Chivo número 11. Sin embargo, el de Arrecifes aguantó como un maestro, no se desconcentró, no cometió errores, y se coronó como el mejor de 2010. Tan sólo 20 años, mucho por festejar.

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