Habrá que dar vuelta, de una vez, la sentencia aquella de que “ se juega como se vive” . Es que hay algunos que sienten tanto al fútbol que primero juegan y después trasladan su estilo fuera del campo de juego y transcurren por allí de acuerdo a su puesto en la cancha. Por ejemplo, David Ramírez se presenta ante la vida y dice: “Hola, soy enganche” . Al verlo, emerge de su humanidad un hombre pensante, que elige el momento para ser más filoso y que organiza sus ideas siempre. Si lo hace en una charla futbolera o en un estadio colmado es un detalle.

David es 10.

Y nada más.

¿Todavía se puede ser enganche o la batalla está perdida? Se puede. Es una mentira que los enganches ya no existen. El problema es que los técnicos no se animan a ponerlos. Hay muchos jugadores en ese puesto. Pasa que los ponen por un costado o de doble cinco. Pienso que es imposible marcar y después agarrar la pelota y armar el juego.

Entonces, para vos el enganche tiene que crear y no marcar.

Seguro. Por ejemplo, a Riquelme nunca lo vas a ver marcar, pero si la pelota la tiene el rival, él ya se está desmarcando. Después la agarra y te pinta la cara.

Incluso con un enganche de categoría, que arme juego y le marque el tiempo al equipo, se gana en defensa. Es decir, si vos la tenés más tiempo, el otro no la tiene y no te puede lastimar.

Seguro. En Ferro, mis compañeros me decían que si yo tenía la pelota el equipo descansaba.

¿Te pasó de discutir por la posición con algún técnico? Siempre dejo claras mis características. Pero me ha pasado. Una vez me enojé con Labruna y le dije que no sabía lo que pretendía. Que las dos cosas no las podía hacer. O iba para adelante o que pusiera un volante defensivo.

¿Román es una referencia? Sí, es mi ídolo. Fue mi espejo desde que estaba arrancando. Siempre lo seguí. Lo tengo allá arriba y para mí es el mejor.

¿Mirás a otro en tu puesto? Sí, miré a Giovanni Moreno varios partidos y tiene una habilidad impresionante. Se adaptó muy rápido al fútbol argentino. Se nota que tiene personalidad para ser enganche. De Europa, me encantaba Zidane. Y, de ahora, me parece que Xavi es el mejor del mundo en el puesto.

Hoy sos el armador en un equipo que está por jugar la Libertadores. ¿Te lo imaginabas 6 meses atrás? Siendo realista, la verdad que no. En enero, cuando llegó el Turco , estábamos en zona de Promoción. Entonces nos dijo: “Yo voy a pelear arriba” . Sinceramente, pensé que estaba loco, que no sabía donde se había metido.

¿Cuál es su mayor virtud? El Turco es optimista y ambicioso. En un futuro tal vez es algo a cambiar, porque hemos perdido partidos que estábamos para empatar por ir tan al frente. Pero es nuestro estilo. Fueron más partidos los que ganamos que los que perdimos.

¿Con que soñás para el futuro? Los chicos seguro piensan en jugar en Boca o River. Yo ya soy grande. Y, siempre digo, no tuve una carrera exitosa. Hoy creo que voy a necesitar hacer la diferencia con un pase. Pero veremos que le sirve al club. Ojalá me pueda quedar para la Libertadores. Jugar en un grande no es mi objetivo, no es algo que me vuelva loco.

La vuelve a pisar y liquida la charla. Se marcha caminando con su conjunto deportivo azul hacia el ascensor.

En esa espalda que se llevan las puertas metálicas no se inscribe ningún número. No hace falta. Lo lleva en el alma.

Sí, él. David Ramírez, es 10 y nada más.