La movida ejecutada por el DT del Real Madrid, José Mourinho, quien ordenó ayer a dos jugadores que se hicieran expulsar ante el Ajax para "limpiarse" de tarjetas amarillas para la siguiente fase de la Liga de Campeones, podría pasar a una instancia superior que las críticas en los medios y el revuelo en los foros de Internet. Es que la Unión Europea de Fútbol (UEFA) indicó hoy que analizará las rojas de Xabi Alonso y Sergio Ramos una vez que reciba el informe del árbitro escocés Craig Thomson.

La situación se dio en el segundo tiempo del partido que terminó con un aplastante 4-0 a favor del Real Madrid. Durante esa etapa, se lo pudo ver a Mourinho hablando por lo bajo con su ayudante de campo y luego con el arquero suplente Jersey Dudek. De allí salió la orden para Alonso y Ramos, quienes ya estaban amonestados y llegaban a la segunda tarjeta amarilla en la Champions, quedando al borde la suspensión cuando se vienen los octavos de final.

Una vez finalizada la charla, Dudek fue hacia el arco de Iker Casillas y le comunicó la decisión. El arquero titular, capitán del equipo, fue quien les trasladó el mensaje a Xabi y Ramos, quienes ahora debían hacerse amonestar nuevamente.

Y así ocurrió. A poco del final, los dos vieron su segunda amarilla por demorar el juego y pese al teatro de Mourinho, lamentándose por las expulsiones, en Madrid todos terminaron felices.

Los expulsados no podrán estar en el último partido del grupo ante el Auxerre, que nada define. Pero llegarán a octavos de final con tan solo una amarilla en su haber, a dos de una nueva suspensión y no a una como habrían quedado si Mourinho no tomaba esa decisión.

Ahora, según informó la agencia AP, la UEFA analizará el informe del árbitro antes de decidir si acusa a los jugadores del Real Madrid de hacerse expulsar a propósito. El reglamento del organismo dispone suspensiones de más de un partido en casos de conducta antideportiva.

Por su parte, Mourinho descartó la posibilidad de que haya ordenado las amonestaciones. "No me ha gustado mucho lo de las tarjetas. Las dos últimas han sido consecuencia de querer ganar tiempo', afirmó el portugués. Muy pocos le creen.