Estudiantes sabía que no había espacio para otro tropiezo. Y actuó en consecuencia. Tras la caída ante Tigre (1-2 en Victoria), se recuperó con autoridad: le ganó 2-0 y sin problemas a Huracán, se mantiene en lo más alto y le sacó tres puntos a Vélez, que juega hoy frente a Gimnasia. Se puso en ventaja pronto y luego administró esa diferencia y hasta se asomó a la posibilidad de una goleada.

En ningún otro partido de esta decimoquinta fecha había un favorito tan marcado: en el Centenario de Quilmes, nadie le apostaba a otro vencedor que a Estudiantes. Lo contaban los antecedentes: se enfrentaban la defensa menos vencida y la más goleada; un equipo que sumaba 12 partidos sin caer como local frente a otro que sólo había ganado uno de sus últimos nueve encuentros en el Apertura y que venía de cuatro caídas seguidas y sin convertir goles fuera del Ducó. Más: Huracán no le gana a Estudiantes como visitante desde aquella mañana de 1994 en la que el equipo de Héctor Cúper (subcampeón ese año) se impuso en la cancha de 1 y 57.

Lo que sucedió en el campo de juego avaló a todos esos detalles. Estudiantes fue mejor y ganó en consecuencia. Con los recursos de Estudiantes, a la manera de Estudiantes. El primer gol es una muestra inequívoca: ocho minutos, jugada de pelota detenida administrada por Juan Sebastián Verón y resuelta a los tropiezos en el área por Gabriel Mercado.

Lo de Huracán hasta ese momento había sido sorprendente: se animaba a arrinconar al equipo de Alejandro Sabella. Pero duró lo que podía: uno o dos suspiros. Es preocupante el panorama para el equipo de Miguel Brindisi. En el juego, porque no ofrece respuestas ni motivos para el entusiasmo. En el ánimo, porque no tiene reacción ante la adversidad. En los números, porque si hoy River le gana a San Lorenzo alcanzará al Globo de Newbery y lo pondrá en la incómoda cornisa de la Promoción.

No hubo casualidad: en todo momento quedó la impresión de que Estudiantes estaba más cerca de ampliar su ventaja que Huracán de acceder al gol o al descuento.

Las mejores llegadas de la primera mitad fueron patrimonio casi exclusivo del líder del Apertura. En una ráfaga casi aplasta a Huracán: a los 26, le anularon mal un gol a Michael Hoyos; a los 27, estuvo cerca con un cabezazo de Gastón Fernández; y a los 30, otra vez La Gata lo tuvo a disposición, pero en el mano a mano perdió contra Lucas Calviño.

No variaron casi nada esas particularidades en el segundo tiempo. Estudiantes siguió siendo más. A los 11 minutos, Enzo Pérez resolvió de manera impecable tras un paso de Verón a lo Verón . Y la sensación fue la misma para todos: desenlace resuelto. Lo que continuó fue un martirio para Huracán y pura calma para Estudiantes. Pudo haber sido goleada. Apenas le faltó un poco más de precisión al equipo de La Plata para decorar su triunfo necesario. Y, sobre todo, previsible.