Y va el piloto de tormentas a manejar un nuevo vuelo turbulento. Otra vez, igual que hace unos meses, Roberto Pompei se calzará el traje de salvador para agarrar el mango de una sarten que está al rojo vivo. Boca, al fin, va camino a intentar salir de una nueva crisis.

La semana picante incluyó las derrota con River, la ida de Claudio Borghi y las primeras discusiones dirigenciales de acuerdo a la contratación de un nuevo entrenador. Todo el combo se le cayó encima a un equipo sin fútbol.

La tormenta, entonces, se hizo presente.

Tito , despacito y siempre en calma, llegó en voz baja para intentar la solución. De entrada paró a su Boca con un cuarteto de defensores. Christian Cellay será fija por una banda y Clemente Rodríguez por la otra.

Además, hizo que Gary Medel (ingresa por Jesús Méndez) se pare de doble volante central junto a Battaglia. Matías Giménez se ubicará por izquierda y Cristian Chávez (por Juan Román Riquelme) volverá por la banda derecha.

Adelante regresará Lucas Viatri en lugar de Pablo Mouche. Junto a Martín Palermo intentarán hacer funcionar el doble comando en el ataque.

En Arsenal, Gustavo Alfaro planteará un novedoso esquema con tres puntas. A los habituales Mauro Obolo y Luciano Leguizamón se sumará Matías Alustiza.

Por otra parte, en Boca se espera la respuesta de la gente tras la derrota en el clásico y la salida de Borghi. Habrá que ver si la reprimenda tiene a los jugadores o a los dirigentes como objetivo.

Además, la dirigencia de Boca tiene entre manos la elección del entrenador para 2011. Jorge Amor Ameal se jugará su ficha por Julio César Falcioni. A pesar de las divergencias entre la cúpula boquense, el mandamás eligió aportar de acuerdo a su gusto y por eso buscará al hombre del Taladro.

Mientras tanto, Carlos Portell, presidente de Banfield, sabe que la suerte de su técnico está echada. La realidad es que la próxima semana se sentarán a negociar y a Boca le pedirían cerca de 400.000 dólares y el préstamo de un par de jugadores.

La única condición que le pondrá Portell a Julio César será que no se lleve a ningún hombre hacia Boca, teniendo en cuenta que el técnico pensaba en Víctor López y Walter Erviti. En suma, lo de Falcioni es cuestión de tiempo.

En fin, el domingo le plantea a Boca un desafío. Deberá pasar algún tirón de orejas de los hinchas, intentará jugar mejor y, sobre todo, tendrá la mente puesta en el nuevo entrenador.