Ese final con Los Pumas exhaustos, ese cierre con Los Pumas buscando el try y la conversión que le hubieran permitido otro golpe grande para su historia, fue la síntesis justa de una derrota que dolió , por supuesto, pero que debe marcar claramente cuáles son los caminos a seguir de cara a lo más importante que es el Mundial y que está a menos de 10 meses de distancia. El seleccionado argentino de rugby entregó todo -y más- como siempre, pero perdió por 15 a 9 ante una Francia que fue superior y que marcó la diferencia numérica en el primer tiempo , porque en los segundos 40 minutos Los Pumas crecieron en su rendimiento, dieron batalla y equilibraron las acciones aunque no alcanzó. Ahora la gira europea, esta excursión clave para la formación titular y para la conformación del plantel que jugará en Nueva Zelanda 2011, se empardó con una victoria (la conseguida en Verona ante Italia hace ocho días) y esta derrota de Montpellier. El desequilibrio para uno u otro lado podrá darse dentro de una semana cuando Irlanda, otro viejo conocido, se plante enfrente en Dublin. Pero para llegar a ese test match hace falta bastante aún...

Los Pumas eran concientes de lo que debían hacer y de lo que no debían hacer ante Francia, uno de los adversarios más poderosos del mundo y campeón del Seis Naciones. Eran concientes de aquello e intentaron llevarlo a la práctica. Buscaron mejorar el line y mantener el orden del sistema defensivo basado, sobre todo, en ese argumento que remarcó Fernández Lobbe en la zona mixta: “Hay que romperse la cabeza en cada tackle porque así el rugby es muy fácil”. Pero fallaron en otros dos ítems: la disciplina y el control de la pelota; por el primer punto se cedieron 12 penales y 4 de ellos los transformó Parra en 12 puntos; por el segundo se perdieron algunas oportunidades para llegar al try en ese segundo período de la recuperación.

En el principio de la historia el partido tuvo a un protagonista central que fue Francia y que resultó dinámico, pleno de entrega, cómoda con la pelota “viva”, con reagrupamientos espontáneos que permitieron ataques sucesivos de varias fases, con delanteros poderosos y tres cuartos rápidos y picantes. Con Chabal usado como “punta de lanza” para superar el primer tackle y abrirles el camino a sus compañeros, con Parra comandando a sus forwards y con Rougerie percutiendo desde el centro. Así el medio scrum metió el primer penal y la primera diferencia del partido. Sin embargo, apenas siete minutos más tarde, Contepomi igualó. Pero Francia no dio tiempo a la recuperación y con dos penales más de Parra se fue al descanso con la ventaja de 9 a 6. Un dato: a los 31 minutos los franceses tuvieron un nuevo penal a favor y Dusatoir pudo buscar el line si hubiera escuchado el pedido de try del público; sin embargo es tan grande el repeto que Francia le tiene a Argentina que el capitán no arriesgó y le pidió “palos” al árbitro sudafricano Jonathan Kaplan.

De la mano del debutante Farías, el seleccionado creció y entendió que el animarse a atacar siempre debe ser una decisión y no una necesidad. Crecieron los forwards que se protegieron en el contacto y las pelotas que antes se desperdiciaban ahora se mantenían como propias. Pero pese al esfuerzo de unos tres cuartos más lanzados (s obresalieron los wines Camacho y González Amorosino mientras Rodríguez Gurruchaga ratificó que tiene unas condiciones enormes), faltó “punch”, esa determinación que era vital para poder estar hablando ahora de una victoria sensacional.

Francia fue superior y lo ratificó. Argentina, en el juego, dio un pequeño paso adelante aunque toda derrota se sufra. Si de los errores se aprende es bueno empezar a pensar en Irlanda y en lo que se viene. En más historia.