Independiente se vuelve de esta ciudad con una derrota que no duele. Estuvo tres goles abajo y pintaba para catástrofe. Pero desde la llegada de Antonio Mohamed, este equipo tiene un ánimo diferente, más energía. Tal vez, se reencontró con aquella mística copera. Anoche lo demostró. En la adversidad sacó pecho y renació. Marcó dos goles que dejan la clasificación abierta. Solamente necesita de un triunfo en Avellaneda para volver a una final copera.

Al inconveniente de la altura se le sumó otro componente extra: la intensa lluvia que cayó durante todo la tarde en Quito. Eso no hizo otra cosa que multiplicar las imprecisiones. Para los dos lados. Ni Liga pudo acorralarlo como suele hacer con cada rival que recibe en la Casa Blanca y el Independiente de Mohamed no consiguió, al menos en esos primeros minutos, jugar corto, al pie, seguro.

Tardó 25 minutos en afirmarse. Recién, pasadita la mitad de la primera etapa logró su cometido: controlar a su rival, manejar la pelota más cerca del área rival que de la suya y generar cierto peligro.

Fueron dos las vías que utilizó. La primera, buscar córners o tiros libres cerca del área para poner gente cerca del arco de Cevallos. La primera, la más notoria, fue el remate desde larga distancia. Casualidad o no, fue Fernando Godoy el que más probó. Tres fueron los derechazos del volante central. A los 11 minutos, el remate se cruzó con el cuerpo de Calderón. A los 22, el arquero Cevallos controló el tiro en dos tiempos. Y a los 30, las más clara: la pelota pegó en la parte de arriba del travesaño. Casi ...

La línea de tres de Independiente, que generalmente era de cinco, tenía la ayuda de Roberto Battión. El ex Banfield se plantó delante de los defensores como para no darle espacios a los veloces y habilidosos mediocampistas ecuatorianos. En cambio, Godoy y Hernán Fredes, eran los más activos, los encargados de soltarse para asociarse con Andrés Silvera y Facundo Parra, quien a los 24, desde el piso, casi marca el primero (Carlos Luna salvó a su equipo en la línea).

El último cuarto de hora "aflojó" Independiente. Se quedó sin aire. Y Liga, casi sin proponérselo y con el murmullo de su público, comenzó a ganar metros. Con confusión, errático y sin ideas claras, Liga fue. Alguna que otra aceleración de Neicer Reasco que Mareque se las ingenió como pudo para contenerlo. Muy poco. Pero ...

El uruguayo Salgueiro, cuando la cabeza de los de Avellaneda ya estaban en el entretiempo y las piernas cansadas, dejó atrás a Battión con un amague y sacó un pelotazo que no dobló, que se fue derechito al ángulo de Navarro. Bombazo. Sorpresa. E injusticia ...

En el arranque del complemento, Independiente salió con todo. Pero esos dos toritos de Parra y de Silvera no asustó a un equipo local que, con la ventaja a su favor, se paró decididamente para salir velozmente de contra. Y esa fórmula, en un puñado de minutos, le resolvió la ecuación.

Contra 1. Hernán Barcos rechazó una pelota en su área; Salgueiro la agarró en su propio campo. Ahí, comenzó una alocada carrera que terminó en un pase exquisito para la entrada goleadora de Bolaños. Derechazo cruzado y 2 a 0.

Contra 2. Otra salida con el sello de la Liga que fue de área a área. barcos la adelantó y Reasco sacó un latigazo de derecha que dejó sin chances a Navarro. Gol. 3 a 0.

La sensación era que "no se iba a traer algo" como pidió Mohamed. Independiente estaba para el cachetazo. Pero, una vez más, apareció la mística copera. Silvera, en clara posición adelantada, acarició la pelota y la colocó junto al palo izquierdo de Cevallos. Gol. Descuento. Alivio. Y a los 18, Mareque, acortó las diferencias con un magistral derechazo.

Independiente no la pasó mal en el final: sólo una doble tapada de Navarro. Nada más. La llave está abierta. Las ilusiones intactas.