La NBA es una rueda que no frena su andar durante 82 partidos de temporada regular. Entre tantos entrenamientos, viajes, partidos, viajes, entrenamientos, partidos y viajes, cerrar la puerta, acostarse en la cama y escuchar la quietud de una habitación de hotel puede parecer un remanso. La voz de Luis Scola transmitía tranquilidad desde Washington, donde el argentino comenzó la minigira de Houston por el Este. Es tiempo de dialogar durante media hora con el goleador del último Mundial y el dueño de uno de los mejores arranques de temporada en la NBA.

Manu Ginóbili siempre recuerda que jamás jugó mejor que en los playoff y la final de 2005 con San Antonio. Cuando repasás lo que hiciste en Turquía y tu comienzo de temporada en la NBA, ¿sentís que vivís un momento en el que podés hacer lo que querés en la cancha? Es demasiado decir que hago lo que quiero. No me siento capaz de hacer lo que quiero. Pero estoy jugando con una cuota de confianza muy alta y eso facilita todo. Me siento casi en el mismo nivel de confianza que cuando estaba en España. Pero la confianza es muy volátil: en un momento pensás que te llevás el mundo por delante, pero de repente tenés dos malos partidos y sentís que no le podés hacer un gol a nadie.

O sea que sentís que sos un jugador protagonista de la NBA...

Me siento protagonista.

Protagonista no sólo en Houston sino en la NBA...

Me siento un jugador protagonista de la NBA. Uno entre muchos.

En el Mundial se sabía que tendrías un rol preponderante. ¿Te sorprende este arranque demoledor en la NBA? No, no me sorprende. Lo que pasa es que está magnificado porque sucede en el comienzo de la temporada. Si en enero tuviera cinco partidos de 20 puntos y 10 rebotes, nadie diría nada. Pasó y no hubo drama. Mis números se acomodarán paulatinamente a lo que soy como jugador y dentro del equipo. No creo que siga con estos números hasta fin de año, no porque no me sienta capaz de hacerlos sino porque son difíciles de lograr.

¿Cómo manejás entonces este rendimiento en el amanecer de la temporada? Lo principal es seguir jugando bien y no querer tratar de mantener números que no significan nada. Si en enero me llamás y los números siguen igual, habrá que empezar a creer otra cosa. Hoy tengo que estar tranquilo, jugar bien al básquetbol y ayudar al equipo a ganar. No me voy a volver loco por cinco o seis partidos buenos.

¿Cómo recibiste el espaldarazo que significa firmar un contrato por cinco años? Significa mucho en plata, pero lo más importante es la tranquilidad para seguir trabajando. Me permite seguir en Houston y en la NBA por varios años más, que era lo que quería. Y además doy un paso adelante en el equipo, porque el contrato me dio mayor importancia, estabilidad y confianza. Ante un nuevo contrato, los jugadores reaccionan bien o mal. A mí me hizo bien.

¿Con este contrato estelar esperabas que tu entrenador (Rick Adelman) te planteara un rol más dominante en el equipo? Tengo que ser honesto: siempre me sentí importante para el equipo. Obvio que mi rol en mi primer mes en la NBA no tiene nada que ver con el del último. Siempre fue muy generoso conmigo, me dejó jugar, confió en mí y me dio protagonismo progresivamente. Nunca me quejé ni tuve motivos y soy feliz por eso. La idea es mantener esta línea ascendente y seguir mejorando para dar pasos adelante en mi status en el equipo y en la NBA.

¿Notás un cambio a la hora de defenderte, ya sea que te limiten o que prefieran que anotes vos solo y anulen a tus compañeros? Ya el año pasado vi que los equipos tenían un approach un poco diferente conmigo, con respecto a los años anteriores. Evidentemente soy parte del ataque de Houston y un jugador importante que tiene la pelota. Algunos pensarán que no importa que meta puntos; otros, que sacarme la pelota de las manos es su beneficio.

Por ahora se la sacan poco, la pelota lo busca y Luis Scola mueve brazos y piernas hasta encontrar el hueco. Que siga el festival...