Así, aprovechando de la caída de Lazio en Cesena, el Diávolo se pudo poner primero en la tabla, posición que ocupa con 23 unidades, mientras que los rosanegro, por su parte, con 14 puntos comparten con Catania y Genoa la novena plaza de la clasificación.

A pesar de que los rossoneri sufrieron un gol que los puso en condiciones de empezar nuevamente desde cero, el match no tuvo historia porque los locales fueron mucho más y merecieron el triunfo, si bien algunos errores del referí condicionaron el juego.

En efecto desde el comienzo se vio que la visita no tenía con que parar al inspirado ataque milanista, que con Seedorf de enganche (el holandés jugó un partidazo y fue la figura del partido e Ibrahimovic y Pato adelante nunca dio referencias y volvió loca a la defensa de Palermo.

Era cuestión de tiempo para ver el 1 a 0, que en efecto llegó ya al minuto 19 en jugada de tiro de esquina: centro de Seedorf e imperioso salto de Pato, que de cabeza sacudió un zablazo inatajable y salió a gritar la ventaja. Encontrándose abaja en el marcador, los rosanegros hubieran debido reaccionar con decisión pero raramente lograron crear algún peligro.

Los factores que causaron esa inesperada debilidad ofensiva de los hombres de Rossi fueron dos: una grande performance del dúo de centrales rossoneri Thiago Silva-Yepes y el mal partido que jugó Pastore, debido a una molestia a la rodilla que se presentó ya en los primeros minutos de juego y que no lo abandonó hasta su salida al séptimo minuto del complemento.

Fue en esa segunda etapa, justamente tras la salida del argentino, que Palermo logró equilibrar un poco el trámite, puesto que el ingreso de Miccoli revitalizó la delantera. En esos minutos el talentoso atacante rosanegro pateó un tiro libre que Boateng interceptó evidentemente con un brazo sin que el referí cobrara penal.

Sin embargo, la visita no precisó de un remate desde os once pasos para igualar el marcador, ya que dos minutos más tarde encontró el 1 a 1 con un remate desde el límite de Bacinovic. El disparo no fue ni potente ni muy preciso, pero el esloveno tuvo la suerte de que Thiago Silva resbalara en el área antes de que él rematara, tapándole completamente la visual a Abbiati..

La reacción de Milan fue inmediata y muy positiva, aún que desafortunada: primero Pato se metió en el área con una gran jugada y fue bajado clamorosamente con falta por Muñoz, pero no sólo el referí no cobró, sino que el brasilero asta tuvo que salir lesionado.

Después Seedorf rozó el gol con un doble remate, estampando el primero sobre el palo y enviando el segundo, de cabeza, bastante afuera el arco. Al final, pero, el gol llegó, con otra grande jugada rossonera en la que Ambrosini se ganó un penal pero Inzaghi, ingresado poco antes por Pato, acabó por lesionarse. Ibrahimovic no erró desde los once pasos, así como no erró en la hermosa contra que manejó seis minutos más tarde, en la que le metió un balón de otro a Robinho para anotar el definitivo 3 a 1.

En esa ocasión, pero, si falló el juez de línea, quien no vio la clara posición adelantada del sueco. Error a parte, Milan legitimó su triunfo con otras chances clarísimas para anotar, en un match que hubiera podido acabar con una contundente goleada en favor del local, el actual puntero de la Serie A.