SALUD&BELLEZA

Bebés prematuros: cómo “humanizar” la relación con los padres en Neo

2010-10-26 00:19:41 |  Si bien siempre la llegada de un hijo viene llena de felicidad, hay situaciones en que no todo es lo “ideal” que se esperaba y los cuidados intensivos son la diferencia entre la vida y la muerte. Claves para padres.
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El nacimiento de un hijo trae felicidad sobre todo cuando el embarazo, el parto y sus primeras horas de vida muestran que “todo está bien”. Pero hay situaciones particulares como la internación del recién nacido en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) y a la necesidad de abrazarlo se interpone una incubadora, necesaria para lograr la sobrevida de muchos bebés.


La clave que puede marcar la diferencia es si los padres la consideran obstáculo o pueden integrarla en el proceso de construcción del vínculo con el recién nacido. Es cuando entra en juego la psicología perinatal.


La tecnología implementada en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales redujo notablemente la morbi mortalidad neonatal, pero a su vez puso de manifiesto la compleja asistencia que estos bebés suelen requerir, especialmente cuando requieren largos periodos de internación.


En las últimas décadas, y a medida que comenzó a reconocerse y aceptarse la influencia de factores no sólo biológicos sino también psicológicos y sociales en la salud materno infantil, se promovieron cambios que apuntan a una mayor humanización en la asistencia.


La psicología perinatal, constituye un nuevo campo de la psicología aplicada que aborda aquello que rodea el nacimiento, es decir, embarazo, parto, puerperio y los primeros tres años de vida del niño.



Esta rama de la psicología presenta características particulares porque no trabaja con un paciente sino con la madre, el bebé y


  el vínculo que se construye entre ambos.



Bebés cada vez más acompañados


Al inicio de las unidades de internación neonatal, el ingreso de los padres no estaba permitido. Posteriormente se permitió el ingreso de los padres, pero con horarios de visitas tan estrictos que se transformaban justamente en eso: visitantes. En la actualidad, el nacimiento de un bebé se volvió un fenómeno familiar y llevó a abrir las puertas de las unidades, con el ingreso irrestricto de los padres.


Este fenómeno de apertura de las unidades permitió que los padres pasen de ser visitantes a convertirse en acompañantes de su hijo durante la internación.


Bajo el concepto de psicología perinatal se planteó el objetivo de construir y validar un instrumento de observación del vínculo madre-bebé internado que permita detectar situaciones vinculares.


¿Cómo se mide el vínculo madre-hijo?


Hay funciones primarias en las que se basó la doctora en psicología Soledad Santos, becaria del Conicet en el Ciipme, a la hora de observar y medir ese vínculo.



Estas funciones son: visual, verbal, postural, de acercamiento y de contacto con la incubadora  que pueden partir de la mamá y tiene una respuesta del bebé aunque también se incluyen conductas iniciadas por el bebé. Desde cómo se posicionan ante la incubadora para que el bebé pueda ver a su mamá, marca cómo puede mirarlo, hablarle, tocarlo. Eso también posibilita a la respuesta del bebé que tratará de acercarse y porqué no, marcar su límite.


 



Estos datos permitieron a Santos elaborar una escala a la que llamó N-EOV-INC, siglas que forman un juego de palabras que significa a prima facie neo y vínculo, pero que a su vez representa la totalidad de esta investigación: neonatología: escala de observación vincular en incubadoras.


“Lo que se intenta es hacer un instrumento que permita detectar situaciones de vinculación adecuadas o no, que son las que pueden traer riesgo vinculares” aseguró Soledad Santos, y “además se trata de maximizar los recursos humanos sumándole a la tecnología, la humanización y el afecto”.


Esto implica un cambio de mirada, porque los protagonistas son la mamá y el bebé, respaldados por un equipo interdisciplinario formado por médicos, enfermeros y el psicólogo perninatal.


Lo que muestra la escala


Así como lo más común es que cuando la mamá acaricia al bebé a través de la incubadora, el bebé muestra confort, hay veces en que no acepta el contacto.


Es en ese momento, cuando el psicólogo perinatal que observa y evalúa el vínculo, entra en acción, ya que esa no aceptación a la mirada o al contacto muestra que hay algo que está pasando en ese vínculo.


“En base a un protocolo se creó una escala compuesta por 21 ítems divididos en 6 funciones o registros de contactos y según los percentiles calculados se puede identificar situaciones vinculares no adecuadas poco adecuadas o adecuadas” explicó Santos.



Como puede verse, no se necesita tecnología, más allá de la incubadora, solo paciencia y aprender a mirar. Las observaciones duran cinco minutos porque se repiten las mismas conductas, pero lograr un vínculo sano es para toda la vida.


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