Qué es un ACV isquémico que sufrió Alejandra Locomotra Oliveras y por qué cada minuto puede salvar una vida
2025-07-21 10:12:45 |El caso de Alejandra Locomotora Oliveras vuelve a poner en agenda una de las urgencias médicas más críticas, el accidente cerebrovascular de tipo ACV isquémico.
Cada segundo sin atención cuenta. Así funciona el ACV isquémico, una emergencia médica que ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe por un bloqueo arterial. Esto fue lo que le ocurrió a la exboxeadora Alejandra Locomotora Oliveras.
Este tipo representa cerca del 80% de los accidentes cerebrovasculares, y lo que lo hace tan letal es su capacidad de avanzar en silencio, mientras las neuronas comienzan a morir por falta de oxígeno.
Las causas más habituales suelen estar vinculadas a la acumulación de grasa en las arterias —lo que se conoce como aterosclerosis—, la presencia de coágulos que se generan en el corazón y viajan al cerebro, o ciertas arritmias como la fibrilación auricular, que favorecen la formación de esos coágulos. Lo más alarmante es que, muchas veces, las personas no saben que viven con alguno de estos riesgos hasta que ocurre el episodio.
La urgencia detrás de un diagnóstico precoz
La historia reciente de Alejandra Locomotora Oliveras hizo sonar las alarmas. La exboxeadora fue ingresada de urgencia el 14 de julio por síntomas compatibles con un ACV. Según el parte médico firmado por la doctora María Pía Bernardi, la paciente llegó al hospital Cullen alrededor de las ocho de la mañana. Desde allí fue trasladada a estudios de neuroimagen que confirmaron la obstrucción arterial.
La atención inmediata hizo la diferencia. Gracias a la intervención oportuna del equipo médico, se logró estabilizarla en la unidad de cuidados intensivos. Todavía no está claro si podrá recuperar todas sus funciones, pero el hecho de haber sido asistida a tiempo ofrece una mejor proyección. Como explican los especialistas, cuanto antes se actúe, menores serán las secuelas físicas y cognitivas.
ACV isquémico: una amenaza silenciosa que se vuelve más común
Hablar de ACV suele remitir a adultos mayores, pero esa percepción quedó vieja. Cada vez más casos afectan a personas activas, incluso deportistas o figuras públicas con vidas físicamente exigentes. El accidente cerebrovascular dejó de ser una enfermedad “de la vejez” para instalarse también en etapas más jóvenes, interrumpiendo proyectos, carreras y rutinas que parecían invulnerables.
Las estadísticas actuales muestran que el ACV isquémico no discrimina. Puede aparecer sin aviso y sin antecedentes claros. Por eso, los expertos insisten en la prevención: realizar chequeos periódicos, controlar la presión arterial, no ignorar arritmias ni cuadros de colesterol elevado, y mantener una vida activa, son algunas de las claves para reducir el riesgo.
Detrás de cada caso que gana visibilidad hay una oportunidad para informar. El episodio que vivió Alejandra Oliveras deja al descubierto cuán urgente es reforzar los protocolos de atención en emergencias neurológicas. Pero también nos obliga, como sociedad, a dejar de ver al ACV como algo lejano.
Los especialistas coinciden: los minutos posteriores al primer síntoma son vitales. Una dificultad para hablar, la pérdida de fuerza en una parte del cuerpo, un mareo súbito o una alteración repentina en la visión pueden ser señales de alarma. No se trata de esperar, sino de actuar. Llamar al servicio de emergencias y acudir al hospital más cercano puede marcar la diferencia entre una recuperación y una secuela permanente.
Una historia que puede generar conciencia
A veces, una figura pública atravesando una situación crítica permite encender luces donde antes había sombras. La recuperación de Alejandra Locomotora Oliveras todavía está en curso, pero su caso ya sirve para poner el tema sobre la mesa.
En un escenario donde el ACV isquémico se manifiesta cada vez en personas más jóvenes, entender cómo prevenirlo es tan importante como saber reconocerlo. Porque, como advierten los médicos, no solo se trata de contar los minutos que pasan: se trata de ganar los que vienen. Y para eso, cada dato, cada chequeo, cada decisión temprana, puede hacer la diferencia.
Este tipo representa cerca del 80% de los accidentes cerebrovasculares, y lo que lo hace tan letal es su capacidad de avanzar en silencio, mientras las neuronas comienzan a morir por falta de oxígeno.
Las causas más habituales suelen estar vinculadas a la acumulación de grasa en las arterias —lo que se conoce como aterosclerosis—, la presencia de coágulos que se generan en el corazón y viajan al cerebro, o ciertas arritmias como la fibrilación auricular, que favorecen la formación de esos coágulos. Lo más alarmante es que, muchas veces, las personas no saben que viven con alguno de estos riesgos hasta que ocurre el episodio.
La urgencia detrás de un diagnóstico precoz
La historia reciente de Alejandra Locomotora Oliveras hizo sonar las alarmas. La exboxeadora fue ingresada de urgencia el 14 de julio por síntomas compatibles con un ACV. Según el parte médico firmado por la doctora María Pía Bernardi, la paciente llegó al hospital Cullen alrededor de las ocho de la mañana. Desde allí fue trasladada a estudios de neuroimagen que confirmaron la obstrucción arterial.
La atención inmediata hizo la diferencia. Gracias a la intervención oportuna del equipo médico, se logró estabilizarla en la unidad de cuidados intensivos. Todavía no está claro si podrá recuperar todas sus funciones, pero el hecho de haber sido asistida a tiempo ofrece una mejor proyección. Como explican los especialistas, cuanto antes se actúe, menores serán las secuelas físicas y cognitivas.
ACV isquémico: una amenaza silenciosa que se vuelve más común
Hablar de ACV suele remitir a adultos mayores, pero esa percepción quedó vieja. Cada vez más casos afectan a personas activas, incluso deportistas o figuras públicas con vidas físicamente exigentes. El accidente cerebrovascular dejó de ser una enfermedad “de la vejez” para instalarse también en etapas más jóvenes, interrumpiendo proyectos, carreras y rutinas que parecían invulnerables.
Las estadísticas actuales muestran que el ACV isquémico no discrimina. Puede aparecer sin aviso y sin antecedentes claros. Por eso, los expertos insisten en la prevención: realizar chequeos periódicos, controlar la presión arterial, no ignorar arritmias ni cuadros de colesterol elevado, y mantener una vida activa, son algunas de las claves para reducir el riesgo.
Detrás de cada caso que gana visibilidad hay una oportunidad para informar. El episodio que vivió Alejandra Oliveras deja al descubierto cuán urgente es reforzar los protocolos de atención en emergencias neurológicas. Pero también nos obliga, como sociedad, a dejar de ver al ACV como algo lejano.
Los especialistas coinciden: los minutos posteriores al primer síntoma son vitales. Una dificultad para hablar, la pérdida de fuerza en una parte del cuerpo, un mareo súbito o una alteración repentina en la visión pueden ser señales de alarma. No se trata de esperar, sino de actuar. Llamar al servicio de emergencias y acudir al hospital más cercano puede marcar la diferencia entre una recuperación y una secuela permanente.
Una historia que puede generar conciencia
A veces, una figura pública atravesando una situación crítica permite encender luces donde antes había sombras. La recuperación de Alejandra Locomotora Oliveras todavía está en curso, pero su caso ya sirve para poner el tema sobre la mesa.
En un escenario donde el ACV isquémico se manifiesta cada vez en personas más jóvenes, entender cómo prevenirlo es tan importante como saber reconocerlo. Porque, como advierten los médicos, no solo se trata de contar los minutos que pasan: se trata de ganar los que vienen. Y para eso, cada dato, cada chequeo, cada decisión temprana, puede hacer la diferencia.
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