INTERNACIONALES

Francisco en Lampedusa: 'Caímos en la globalización de la indiferencia'

2013-07-08 18:34:52 |“Inmigrantes muertos en mar, en barcas que en vez de ser una vía de esperanza fueron una vía de muerte”: el  papa argentino Francisco inició la misa leyendo este titular de un diario que lo impactó y lo llevó a tomar la decisión e viajar a Lampedusa para tener “un gesto de cercanía”, pero también para “despertar” las conciencias y “que lo sucedido no se repita, por favor”.
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“¿Quién ha llorado por estos hermanos?”, preguntó, en referencia a los inmigrantes muertos en el mar. Lo hizo sobre un altar con forma de barca









La isla que es el puente entre el norte de África y el sur de Europa y que es escenario desde hace años del drama de la inmigración “ilegal” de miles de desesperados que buscan escapar del hambre y de la muerte, recibió a Francisco para participar de esta liturgia “de penitencia” durante la cual el Papa pidió perdón por la indiferencia del mundo y también “por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado las situaciones que conducen a este drama”.



El Papa llegó a Lampedusa poco después de las 9 de la mañana para cumplir con lo que es el primer viaje de su pontificado a un destino que subraya la opción que ha hecho por los pobres y su voluntad de ir a las “periferias geográficas y existenciales del mundo”.







Francisco fue recibido en el aeropuerto de la isla por monseñor Francesco Montenegro, arzobispo de Agrigento, y, desde allí, escoltado por barcas de pescadores, hizo en lancha el trayecto hacia el puerto de Lampedusa. Desde esa nave arrojó una corona de flores en recuerdo de los inmigrantes que perdieron la vida en el mar.



La multitud que lo esperaba en el puerto llevaba carteles que decían: “Papa Francisco, te queremos”, “bienvenido”, “peregrino del mar”. El sentimiento generalizado entre los habitantes locales era que la visita del papa significaba ser finalmente tenidos en cuenta por el mundo. Hasta ahora, el drama que vivían, tanto inmigrantes como población, era “invisible”.



Francisco agradeció varias veces la solidaridad de los habitantes, asociaciones, fuerzas de seguridad y autoridades de Lampedusa con los inmigrantes y destacó su ejemplo. “Lampedusa es un faro”, dijo, y agradeció el testimonio de coraje de su gente.







También saludó a los inmigrantes musulmanes que inician esta tarde el ayuno de Ramadán. “La Iglesia los acompaña en la búsqueda de una vida más digna para ustedes y para sus familias”, les dijo.



“Esta mañana quiero proponer algunas palabras que provoquen la conciencia de todos y nos ayuden a cambiar algunas actitudes”, dijo el papa, y citó la “primera pregunta que Dios le hace al hombre después del pecado: '¿Adán, ¿dónde estás?'”



“Adán es un hombre desorientado" –explicó-, "que creyó poder dominar todo, quiso ser potente, ser Dios, y así se rompió la armonía del mundo, y esto se refleja en la relación con el otro, que ya no es más el hermano que hay que amar, sino simplemente el otro que molesta que perturba mi vida”.



“Caín, ¿dónde está tu hermano Abel?”, fue la segunda pregunta de Dios que citó el Papa en su liturgia: “El sueño de ser grande como Dios lleva a una cadena de errores que es una cadena de muerte, lleva a derramar la sangre del hermano”.



“Estas dos preguntas de Dios resuenan hoy con toda su fuerza, estamos desorientados, no estamos atentos al mundo en el cual vivimos, no cuidamos aquello que Dios creó para todos, no somos capaces de cuidarnos uno a otros, y cuando esta desorientación alcanza la dimensión del mundo lleva a tragedias como aquella a la cual asistimos aquí”, señaló el papa.



“'¿Dónde está tu hermano?', no es una pregunta hecha a los demás, sino a mí, a ti, a cada uno de nosotros”, dijo.







El Papa denunció que “estos hermanos” que “buscaban escapar de situaciones difíciles”, y encontrar “un lugar mejor para ellos y sus familias”, antes de llegar aquí “han pasado por manos de los traficantes, esos que explotan la pobreza de los otros, esas personas para quienes la pobreza de los otros es una fuente de ganancias”.



“¡Cuánto han sufrido! Y algunos no llegaron ¿quién es responsable de esta sangre?”, dijo, y citando a Lope de Vega, respondió: “Fuenteovejuna, o sea, todos y ninguno”.



“Hoy también surge esta pregunta con fuerza. ¿Quién es responsable por la sangre de estos hermanos? Nadie, respondemos, no soy yo, serán otros, pero Dios nos pregunta a cada uno", dijo.



"Nadie en el fondo se siente responsable por esto, hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna, (o en la parábola del buen Samaritano) pasamos al lado del hermano medio muerto al borde del camino y seguimos de largo, pensamos ‘pobre’, y con eso nos tranquilizamos”, agregó Francisco.



Y denunció el individualismo y conformismo que llevan a la indiferencia ante el sufrimiento ajeno: “La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismo nos vuelve insensibles a los gritos de los otros, vivimos en pompas de jabón que son bellas, pero no son nada, son ilusiones de lo fútil, de lo provisorio y esto lleva a la globalización de la indiferencia. Estamos acostumbrados al sufrimiento de los otros no nos concierne, no nos interesa, no es asunto nuestro”.



Sumó entonces una tercera pregunta a las dos preguntas iniciales de Dios: “¿Quién de nosotros ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas en el mar? ¿Por las jóvenes madres que llevaban a sus hijos? ¿Por los hombre que deseaban algo para sostener sus familias?".



"La globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar. Herodes sembró muerte para defender su propio bienestar su pompa de jabón. Que Dios quite incluso aquello que de Herodes queda en nuestro corazón”, dijo.



Y concluyó la ceremonia con un ruego de perdón: “Pidamos a Dios la gracia de poder llorar por nuestra indiferencia, por la crueldad que hay en el mundo y por aquellos que en el anonimato toman decisiones socioeconómicas que abren el camino a dramas como estos. En esta liturgia de penitencia pedimos perdón por el sufrimiento de tantos hermanos. Perdón porque nos hemos acomodado y encerrado en el bienestar propio que lleva a la indiferencia. Pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado las situaciones que conducen a este drama”.
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