El papa Benedicto XVI se despidió con una metáfora con fuerte contenido dramático al expresar que la Iglesia navega "aguas agitadas" y advirtió que "Dios no dejará que la Iglesia se hunda", durante la última audiencia pública de su pontificado a la que asisten más de 100.000 personas en la plaza de San Pedro.





"Estoy realmente emocionado y veo una Iglesia viva", dijo el Papa, ovacionado por la muchedumbre.



En medio de una gran ovación, el papa Benedicto XVI entró en la mañana de este miércoles en la plaza de San Pedro del Vaticano en el papamóvil para celebrar la última audiencia pública de su pontificado, a la que asisten decenas de miles de fieles de todo el mundo.



Benedicto XVI recorrió la plaza en el tradicional vehículo papal para estar más cerca de los presentes, que corearon "Benedicto", "Benedicto" y "viva el Papa", mientras ondean banderas de numerosos países.







En cambio, no se realizará al final de la audiencia el tradicional saludo de besa mano por la gran cantidad de solicitudes de personas que querrían despedir a Benedicto XVI.



Luego, se llevará a cabo en la Sala Clementina un encuentro privado en el que el Papa saludará a algunas personas, entre otros, a los jefes de Estado de Eslovaquia, San Marino, el príncipe de Andorra o el presidente de Baviera.



Entre los presentes, confirmaron su participación en la audiencia el cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, el portavoz y secretario general de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, y el arzobispo de Granada, monseñor Javier Martínez.



El martes, el Vaticano informó que Benedicto XVI seguirá llamándose Su Santidad Benedicto XVI, tendrá el título de Papa emérito o Romano Pontífice emérito, vestirá sotana blanca, sin esclavina, y calzará zapatos marrones. 



VG