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A la maestra "maltratadora" del jardín ahora la echaron de su casa

2013-02-10 14:22:25 |Se trata de Yanina Gogonza, la que más se escucha con insultos a los niños. Vivía con su novio y los sobrinos habían ido al jardín, lo que motivó la controversia. Las tres socias.
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Yanina Gogonza es la maestra acusada de maltrato en el jardín maternal Tribilín de San Isidro, que esta semana estuvo en boca de todos. En una grabación de cuatro horas, su voz se escucha a los gritos, con insultos y maltratos –golpes, incluso– a nenes que no superan los tres años y que estaban bajo su supervisión. Su hermana, Gisela Diap, y su amiga, Noelia Gallardo, son otras dos de las maestras del lugar que actualmente están siendo investigadas por “amenazas y lesiones”.



Yanina (27) vive desde hace tres años en la casa de su novio, Gustavo (24), en el Bajo de San Isidro. Allí viven, también, la madre de Gustavo y sus hermanas. La diferencia de edad entre ambos siempre fue un punto de conflicto para la familia, que no veía con buenos ojos la relación. La grabación fue la gota que colmó el vaso: una vez que salió a la luz, echaron a Yanina de la casa. Sin embargo, vecinos de la zona sostienen que hasta el miércoles a la noche estuvo allí. Ahora, posiblemente esté en la localidad de Suipacha, donde su familia tiene casa.



Una de las cuñadas de Yanina dijo que sus sobrinos –hijos de otra hermana de Gustavo– también iban a Tribilín, y tenían miedo de que hubieran sufrido maltratos. Pero que, cuando les preguntaron, los chicos habían dicho que querían a Yanina.



El padre de la maestra se quebró cuando le preguntaron por la actitud agresiva de su hija, y sostuvo que era “mayor de edad” y que ahora la Justicia tenía la última palabra. Hace más de treinta años que la familia vive en la zona. El miércoles, sufrió un escrache en la casa. El hecho fue repudiado por los padres de los nenes involucrados. Gisela, la hermana de Yanina, también trabajaba como maestra en el jardín que está ubicado en la esquina de O’Higgins e Intendente Becco.



Completan el staff de maestras Mariana Hess (37), que también es maestra jardinera en el colegio Cardenal Spínola, de la misma localidad. A ese colegio asistió Yanina en la primaria, según confió una ex compañera. La secundaria la hizo en la Escuela Nº 6, ubicada a pocas cuadras del jardín. Mariana Buchniv (39) y Noemí Núñez (38) son las directoras del lugar. Mariana tiene, además, un puesto de diarios y revistas. Junto a una tercera socia, María de la Paz Driano, tienen la sociedad Tribilín S.H. Graciela Di Pascuale –la mamá de Yanina y Gisela– también trabajaba allí.



Horror. Todo comenzó cuando Diego Hernayes y Cecilia Insúa decidieron poner un iPod en la mochila de su hija de dos años, alertados por posibles maltratos en Tribilín. Hasta entonces, no tenían sospechas de que algo así pudiera estar pasando. Incluso, creían que las maestras eran “divinas”, como repite Cecilia, que ahora sólo quiere estar con su hija.



La grabación destapó el horror: se escuchan gritos, insultos y maltratos por parte de las maestras –especialmente de Yanina– y llantos desconsolados de los nenes. “¡Callate, no te quiero escuchar más, te vas a callar como que me llamo Yanina!”; “¡Pendeja de mierda! ¡Abrí la boca, cuando se te pase seguís comiendo, la concha de tu hermana!”; “¡Decime por qué vomitaste, por qué vomitaste, pendeja de mierda!”; son algunas de las barbaridades que se escuchan.



Alertados, los padres de los cuarenta chicos que asisten al jardín presentaron una denuncia penal contra el establecimiento y las maestras. En el medio, se supo que el jardín no tenía habilitación para funcionar como establecimiento educativo y empezó un pase de factura entre los gobiernos provincial y municipal.



El miércoles, el jardín fue allanado a pedido del fiscal Franco Servidio, que busca más pruebas para sumar a la causa. En tanto, los chicos serán sometidos a una cámara Gesell el viernes.



Pese a que la mayoría de los vecinos dice no haber visto ni escuchado nada, una vecina sostuvo que los días de calor, las maestras tomaban sol y dejaban a los chicos solos. Para retarlos, les metían la cabeza bajo el agua. Y un gasista habría contado que cuando fue a hacer un trabajo, al abrir la puerta del ropero se encontró a los nenes durmiendo allí.



VG

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