POLICIALES

Pese a las cinco denuncias niegan que opere una banda de secuestradores

2012-11-02 09:17:22 |A mediados de mayo se disparó la primera alarma con una denuncia formal. En la última semana, fueron tres las denuncias hechas por presuntas víctimas de rapto. Dos legisladoras provinciales por el FPV pidieron informes al ministro Gustavo Valdés y al jefe de Policía.
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Lo que hasta hace poco parecía ser sólo una psicosis colectiva sobre supuestos hechos de raptos, hoy es una realidad que ya acumula varias denuncias en distintas comisarías de la capital correntina. Para los investigadores, los hechos tienen similar modus operandi y estarían, además, muy lejos de semejarse a un secuestro del tipo extorsivo como ocurrió con el caso Schaerer.



Si bien no lo descartan, tampoco dan crédito a que tenga que ver con una red de trata de personas, por la forma en la que las víctimas relatan sucedieron los hechos. Por ahora, no hay ni detenidos ni sospechosos, pero sí muchas hipótesis, lo que también deja variadas interrogantes abiertos.



Hasta hace algunos años los hechos se contaban como leyendas urbanas de niños raptados por distintas causas, hasta se llegó a especular con el tráfico de órganos. Pero de un tiempo a esta parte, más bien a mediados de 2011 y lo que va de 2012, la Policía se encontró con una serie de episodios primeros aislados y en los últimos seis meses más frecuentes de hechos no denunciados de intento de raptos de niños y jovencitas adolescentes, en los que hasta incluso se montaban operativos en busca de vehículos con similares características.



Hasta entonces la Policía tomaba con seriedad el hecho, pero el crédito no era suficiente ya que no había víctima que denuncie tales intentos de raptos. Hasta ahora.



Entre septiembre y octubre la Fuerza de seguridad ya habría recibido al menos cinco denuncias concretas de intentos de raptos callejeros.



En la mayoría de los casos, las víctimas reportan similares características en los vehículos, pero una particularidad en el modus operandis es que es igual en todos los hechos y que está muy alejado de la realidad de las bandas de secuestradores. En ninguno de los casos la víctima es secuestrada.



Esta particularidad fue lo que despertó las sospechas en la Policía de que, en realidad, se trate de una o varias bandas de secuestradores ya que de todas las organizaciones criminales que residen en nuestra provincia o, en este caso, en la capital correntina, no tienen “la estructura habitual” para realizar secuestros extorsivos como en las grandes urbes.



“Para llevar a cabo un secuestro y según las experiencias locales y foráneas, la organización necesita entre otras cosas: mucho dinero para la logística previa y durante el rapto, vehículos, casas, personas, elementos de comunicación y además zonas y caminos alternativos bien estudiados, ya que los protocolos policiales refieren a que ante un hecho de esta magnitud se debe llevar a cabo en forma inmediata un operativo cerrojo y evitar la salida de cualquier vehículo sospechoso del ámbito donde haya tenido lugar el rapto”, explicó ayer un alto mando policial.



“Es cierto que hay presencia de delincuentes foráneos de grandes urbes, como se notó con el caso Sánchez (dueña de la parrilla Puente Pexoa, asesinada en 2010), que vienen a ocultarse en nuestra ciudad y pueden traer estas técnicas delincuenciales, pero en Corrientes no es tan sencillo”, .





Si bien ayer la Policía confirmó que en los últimos días se concretaron tres denuncias concretas sobre presuntos intentos de secuestro, dos que involucraban a jóvenes y uno que tenía como víctima a una niña, es sabido que hay por lo menos dos más.



El primero, y que fue el que disparó las primeras alarmas a la Policía, ocurrió a mediados del mes de mayo y tuvo como víctima a una adolescente de 16 años, en la céntrica esquina de calles Córdoba e Hipólito Yrigoyen, donde la menor caminaba normalmente cuando fue interceptada por un hombre quien le había pedido orientación para una calle en particular.



Según relató a la Policía en su denuncia, el hombre le preguntó a la joven si estaba segura del lugar que le señalaba a la vez que la intentó tomar el brazo e introducirla por la fuerza al interior de un automóvil Renault Clio negro con vidrios polarizados.



Además del hombre que la intentó introducir a la fuerza al vehículo, la jovencita sospecha que dentro del rodado había por lo menos una o más personas, ya que tras forcejear con el sujeto, éste desistió y se metió al automóvil, que huyó a toda velocidad de la zona.



Paradójicamente a menos de 20 metros de allí está la Agrupación III de la Gendarmería.



La denuncia, fue formulada por la víctima en compañía de su madre aunque el vehículo y sus ocupantes no fueron identificados, mucho menos detenidos.

Éste podría tomarse como el primer caso denunciado en este sentido.



Otro caso que habría sido denunciado fue el que tuvo como víctima a una niña de 10 años.



Ocurrió el 31 de julio, a sólo metros de la escuela José F. Soler, ubicada en el barrio Santa Teresita, sita por calle Lamadrid al 3100, donde la menor se retiraba cerca de las 16 de su hora de Educación Física y se dirigía hacia su casa, cuando un vehículo se le atravesó en el camino y un sujeto la tomó del brazo e intentó introducirla a un vehículo. Los gritos de la niña alertaron a algunos vecinos, por lo que los ocupantes del rodado se dieron a la fuga a gran velocidad. La directora del establecimiento fue quien reportó a la Policía el hecho. Vecinos del lugar respaldaron esta versión. Desde entonces la escuela cuenta con más custodia policial en la zona.



Entre medio del caso del mes de mayo y este del mes de julio, hubieron otros episodios similares, incluso un par antes del de la niña de 10 años, pero la Policía no tuvo denuncia formal por parte de tutores de las presuntas víctimas.



Después de estos dos episodios reportados volvieron a suceder otros presuntos intentos de raptos, incluso hubo al menos dos persecuciones policiales a vehículos que escapaban de las escenas donde las víctimas pedían auxilios, pero no hubieron detenciones, tampoco esos casos fueron denunciados, por lo que la Policía no contaba con suficiente información para poder iniciar una investigación seria al respecto.



Los últimos casos que tomaron estado público, a través de los medios de comunicación, fueron los que desataron el miedo en la comunidad ya que en estos casos, sí se hicieron las denuncias correspondientes.



Las voces oficiales



Ayer el gobernador Ricardo Colombi no fue esquivo a las consultas sobre estos hechos y se refirió al tema, tras un acto oficial en Bella Vista, señaló: “Tengo una idea clara de lo que estaría sucediendo, pero sólo voy a decir que se tomarán todos los recaudos para intensificar los controles. En realidad, se quiere crear un clima de inseguridad que no es real”.



Por su parte, el ministro de Gobierno, Gustavo Valdés, quien también fue parte de la comitiva provincial en Bella Vista, dijo al respecto que “existe una psicosis colectiva sobre este tema. Hay muchos casos que se denunciaron, pero están más relacionados con tentativas de arrebatos y no tienen que ver con tentativas concretas de secuestro”.



Pese a esto, el funcionario también fue cauto en aclarar que “cada uno de los hechos denunciados será investigado a fondo y se tomarán las medidas preventivas que haya que tomar y se detendrán a los responsables”.



Fuentes ligadas con el Ministerio de Gobierno indicaron que el propio ministro impartió las órdenes de que se refuerce la seguridad en los establecimientos escolares y también que se intensifiquen los patrullajes y los operativos sorpresivos en distintos puntos de la ciudad.



“La presencia de la Policía en las calles es clave para brindarle tranquilidad al ciudadano y que estos hechos no vuelvan a suceder”, concluyó el funcionario.



El jefe de la Policía y sus altos mandos llevan a cabo la planificación de los procedimientos y operativos en la ciudad.



Es evidente que si hay algo en lo que todos coinciden es en que si hubieran querido secuestrar a alguna de las víctimas, ya lo hubieran hecho. Pero entonces: ¿qué buscan?, ¿quiénes están detrás de estas maniobras?, ¿por qué aún no hay detenidos? Muchas preguntas, pocas respuestas para un fenómeno que tiene atemorizada a la población correntina.



L.G
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