INTERNACIONALES

El valor de tener un segundo hijo en China

2012-07-04 13:32:41 | Las políticas en este sentido, incluyendo las multas, se están aplicando de manera desigual.
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Desde hace unas semanas, la política del hijo único en China está siendo ampliamente discutida y señalada como una política aplicada de forma desigual.


La noticia de que Feng Jianmei, una mujer de siete meses de embarazo, fue obligada a abortar al no tener 40.000 yuanes (6.299 dólares) que le exigían como penalidad, chocó fuertemente con la noticia de que una pareja de la rica ciudad de Rui’an pagará 1’300.000 yuanes (204.000 dólares) por un segundo hijo.


En 1979 se estableció la política del hijo único como un mecanismo de control poblacional, pensado para reducir la natalidad y lograr cubrir las necesidades del país más habitado del mundo.


La política en papel era clara: un hijo por familia.


Pero en la práctica, fueron necesarias ciertas excepciones.


Por ejemplo, en el caso de minorías étnicas, debido a las fuertes diferencias sociales y religiosas, la política fue aplicada de forma gradual, con un limitante de hasta dos hijos, e incluso hoy en día, no deben acogerse a esta.


De igual forma ocurre en el campo, donde se permite un segundo hijo cuando el mayor es mujer.


Tradicionalmente, la familia china busca tener hijos hombres, pues son ellos quienes impulsan el trabajo físico y sostienen a sus padres, contrario a las mujeres, que, al casarse, deben irse con la familia del cónyuge. Incluso, para promover el trabajo agrícola, en ciertas zonas se permiten dos hijos sin importar el sexo.


Pero si una familia no entra en estas categorías, y aún así decide tener un segundo hijo, debe pagar una penalidad y, en algunos casos, afrontar consecuencias ulteriores tales como autocriticarse –que implica escribir públicamente excusas–, perder el empleo y hasta el derecho de ser parte de organismos oficiales e institucionales.


Las penalidades varían enormemente de provincia a provincia, e incluso en las grandes ciudades pueden ser diferentes, dependiendo del distrito y barrio donde se viva.


Cada oficina local decide los montos.


Las multas pueden ir desde tres hasta diez veces el ingreso anual de la pareja en el año inmediatamente anterior.


En el caso de un empresario promedio de las provincias adineradas como Zhejiang o Guangdong, o de grandes ciudades como Pekín o Shanghai, que factura 200.000 yuanes (31.498 dólares) al año, podría llegar a pagar en promedio 480.000 yuanes (75.595 dólares) de penalidad.


Si su esposa trabaja, la multa podría doblarse.


Cuando se supo del caso de Feng, se despertó una gran controversia, pues además de que es ilegal forzar un aborto en un grado tan tardío de embarazo, era claro que la familia no tenía los 40.000 yuanes.


Los comentarios más comunes que se encuentran en la red cuestionan precisamente el inconveniente monetario que claramente beneficia a los ricos y afecta a los pobres.


La pareja de Rui’an afirmó al diario CityExpress conocer con sorpresa el monto de 1’300.000 yuanes, pero al tener liquidez y un fuerte deseo de tener una familia más grande, decidieron pagar.


Y así es como en estas provincias industriales hay un número grande de familias con dos y hasta tres hijos.


Solo en Guangdong se calcula que el promedio de hijos por mujer en la pasada década era de 1,7, a pesar de que la política del hijo único lleva ya 33 años impuesta. Es decir, muchas familias adineradas simplemente deciden pagar, en lugar de acogerse a la política.


En 2010, ingresaron más de 20.000 millones de yuanes (3.100 millones de dólares) por penalidades de este tipo.


El Diario del Pueblo, medio oficial del Partido Comunista, afirmó que las multas son cada vez más opulentas y comunes, y se ha indicado que muchas de ellas vienen precisamente de las zonas que fueron el impulso económico de China.


“Una vecina ya tenía una hija, pero quería intentar tener un segundo, para buscar el hombre.


Pagaron 10.000 yuanes, pero ese monto depende al final de la buena relación que se tenga con la oficina de planeación o con gente oficial”, afirmó Wen Ya, una china nacida en la provincia de Hunan.


Wen Ya precisamente es una segunda hija, y por ella su familia tuvo que pagar 1.000 yuanes en 1984.


En ese entonces, su padre generaba 960 yuanes y su madre 300 yuanes al año.


PARA EVITAR MULTAS, VAN AL EXTERIOR A TENER A LOS HIJOS


Para evitar las multas y presiones sociales, muchas familias están optando por ir al exterior a tener sus hijos.


Algunos van a Hong Kong y otros a Estados Unidos, o países europeos que otorgan nacionalidad por nacimiento. Zhou Zhi, un residente de Shenzhen, afirmó al Diario del Pueblo gastarse 250.000 yuanes (39.319 dólares) enviando a su esposa a tener su segunda hija en Hong Kong.


A pesar de que Hong Kong queda a sólo 30 minutos, el alto valor era inferior a la multa por tenerla en China.


Las autoridades ya anunciaron castigos para quienes usen esta vía y en la isla se ha pensado instaurar una ley que prohíba el ingreso de mujeres chinas embarazadas.


En tanto en algunas ciudades chinas comienza a evaluarse la posibilidad de aumentar el límite a dos hijos, en vista de que ante el dinero, la política es inútil.


Los chinos, cada vez más acomodados, quieren tener familias grandes y asegurar hijos hombres, que multipliquen el apellido y sostengan a los padres en el futuro

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