LOCALES

En Virasoro dos mujeres policías quieren casarse

2012-05-17 14:07:09 | Gabriela y Valeria son pareja y desde hace más de 3 años forman parte de la Policía de Corrientes, en la localidad de Virasoro. Quieren afianzar su amor con un bebé, mediante la inseminación artificial. Y de ser posible, casarse.
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Tenemos muchas ganas de casarnos. Nos ilusiona ser mamás”, son las frases de Gabriela B. (23) y Valeria M. (27), una pareja de lesbianas que se conoció en su Santo Tomé natal. Son pareja desde hace un tiempo, tras varias idas y venidas en sus vidas personales. Actualmente viven en Gobernador Virasoro, a 100 kilómetros de Posadas. La posibilidad de una inseminación artificial les saca el sueño. “Lo vamos a hacer. Está decidido”, afirmaron quienes son policías y saben que hacerlo, las podrá distanciar en el trabajo o tener más contra que las ya tienen.

El inicio de la historia
“Nos conocimos por intermedio de una amiga hace unos años. Ella (Valeria) estaba en pareja con un hombre”, relató Gabriela.

“En realidad yo sabía cuál era mi inclinación. Por ahí no quería enfrentar todo lo que se venía, ya sea por mi familia como por la sociedad. Pero llegó una determinada edad en la que decidí jugarme. Fue cuando conocí a Gabi", recordó Valeria. “Con la familia de Gabi fue bastante más complicado”, añadió.

La historia “ya arrancó mal, fueron unos tres meses de indecisión, Vale estaba con él, pero a la vez conmigo, y si yo me alejaba y ellos peleaban, él me buscaba para que esté con ella. Era un poco enfermizo. Cuando él vio que las cosas iban en serio, que ella no lloraba por él sino por mí, quiso cortar la relación de nosotras, pero ya era tarde. Planeamos todo por mensajes de texto. Yo estaba en Garabí y pedí el pase a Virasoro. Y ahí empezaron las amenazas por parte del ex de ella. Sabemos que averiguó para comprarse un arma, que anduvo haciendo trabajos tipo de magia negra con curanderos. Aparte, le llenaba la cabeza a mis viejos. Nos bardeaba por facebook también”, enumeró Gabi.

Por su parte, Valeria recordó que “para irme tuve que dejar de trabajar, yo atendía un negocio con mi tía. Me fui con mi ropa y cinco pesos”.

“Empezamos de cero acá, en Virasoro. Teníamos nuestras ropas, un balde, un escurridor y un ventilador. A mi familia le molestaba que yo tuviera que trabajar por las dos, porque ella no tenía trabajo acá. Todo era un problema. Igual nosotras tomamos distancia, intentamos tener menos roce, hacer la nuestra”, dijo sin vueltas Gabi.

La dos dejaron bien en claro que “no permitimos que nuestros padres interfieran en nuestra relación. Queremos evitar problemas.

Las cosas decidimos las dos, hacemos las dos. Por el momento somos las dos y nadie más”.

LAS DOS EN LA POLICÍA
El ingreso de Valeria a la Policía de Corrientes se venía postergando por falta de ‘cuña’, como se dice habitualmente.

“Yo había rendido en el 2009 para entrar, pero al no tener padrino, no quedé. En el 2010, que fue cuando me separé, quería rendir de nuevo, pero no pude. Se rendía en Corrientes. Después en el 2011 rendí de nuevo, ahí ya tenía padrino, y me ayudó a entrar. Hace un año y ocho meses que estoy adentro. Y me recibo este mes”, expresó.

Un día en la vida de las chicas es bastante ocupado. Gabriela hace guardias y adicionales, y Valeria tiene clases de mañana y de tarde. “Hay muchos adicionales, se trabaja mucho”, dijo Gabriela.

En la actualidad laboral de ambas, todos saben que son pareja. “Al principio yo trataba de disimular al máximo, pero ella (Vale) siempre quería ir a mis adicionales, a donde yo estaba, y vivíamos juntas, era obvio que algo había. Entonces empezaron los rumores. Todavía no estaba sancionada la Ley”.


LA DISCRIMINACIÓN Y LOS JEFES

“Siempre hay comentarios (sobre nuestra condición), y para mal. Incluso en los lugares donde yo cubría guardias o adicionales, y había mujeres, siempre hacían un comentario malo respecto al tema. Yo siempre traté de hacer las cosas bien”, lamentó Gabriela. Al punto que “el jefe anterior me había dicho que no podía llevarla a ella a estar conmigo en el servicio”, recordó.

Pero también dijo que su jefe actual nunca le dijo nada “porque nunca me vio. Creo que si me veía iba a ser distinto. Pero hacen esos comentarios re machistas, siempre mal. Y cuando sancionaron la Ley de matrimonio igualitario parece que fue peor, porque me decían ‘ahora ya te podés casar’ con una mala onda. Yo le contestaba ‘estoy esperando una viejita con plata’”, recordó con una sonrisa.
Al principio “era re fea la situación, pero después me fui soltando más, revelando un poquito más. Aparte es como que me tomaron cariño. Eso hizo que me acepten también”.

“Una vez un jefe me dijo ‘supe que anduvo hablando mal de mí, cuantas veces yo vi que te escapabas del destacamento con la chica y nunca dije nada’. Quiere decir que sabía”, se animó a supiner Gabriela.

Otro de los momentos difíciles en materia de diferencias fue en un día de la mujer. “El jefe dio franco a todas las mujeres y me dicen ‘no sabemos si te vamos a dar franco a vos porque no sabemos qué sos vos’. Y así, te dicen en joda, pero en serio”, dijo Gabriela.
Valeria señaló que en el curso, “por el sólo hecho de que vayas a cambiarte con todas tus compañeras ya te hace sentir incómoda, porque siempre te tiran indirectas. Y ahí adentro no se puede decir nada, no te podés defender de lo que digan, y lo dicen los instructores”.

“Hay una compañera con la que me llevo mal, y me entero de cosas feas que dice. Yo por lo menos fui corajuda y acepté lo que sentía, lo que me pasaba; no como ella que es una reprimida. Siempre que le tiro indirectas de que es reprimida se pierde” agregó entre risas.

“Con el resto de los compañeros está todo bien, la tienen clara, no me quieren "caer" (risas) porque saben cómo soy. Jamás me faltaron el respeto, porque acá saben todo de tu vida de entrada”, subrayó Valeria.

Y cuando Valeria se reciba, las chicas ya tienen claro que a las parejas de por sí las separan, no las ponen en la misma guardia, les hacen hacer horarios contrapuestos. “Es más, ahora nos dieron a elegir destino, y yo elegí otra dependencia para al menos coincidir en los horarios y pasar el resto del día juntas”, suspiró Valeria.




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