“Los siniestros de tránsito constituyen una de las causas principales de muerte y discapacidad en el país, la primera causa de muerte en menores de 30 años, y a la vez uno de los gastos sanitarios de mayor magnitud”, aseguraron desde la Unne y destacaron que esto hace que el Estado destine cuantioso fondos a tareas preventivas en territorio nacional, en las provincias e incluso en los municipios, pero a la vez también cuantiosos continúan siendo los daños materiales y humanos de la inseguridad vial.
En ese sentido, desde el ámbito de la Universidad marcaron la necesidad de fortalecer aún más las acciones en dos aspectos: el control de las normativas de tránsito a cargo de las autoridades competentes y un mayor compromiso ciudadano de quienes en última instancia son quienes manejan vehículos o se exponen en el tránsito en condición de peatones.
"El problema de los siniestros viales se torna cada vez más complejo, y lamentablemente se observa que cada vez influye más el factor humano y en particular las negligencias. Las motos han llevado la situación a un extremo impensado, y también el alcohol y el exceso de velocidad" expresó el profesional del área de Emergencia del Hospital Escuela y profesor titular de la cátedra de Emergentología de la Facultad de Medicina de la Unne César Barreto.
Agregó entonces que mientras no se produzca un profundo y durable cambio cultural en la ciudadanía, se continuarán contando muertos y heridos por año. “Este cambio obliga a la implementación efectiva de lo que determina la Ley Nacional de Tránsito, que en su artículo 9º obliga a la enseñanza vial desde el ciclo preescolar hasta el terciario y universitario", marcó.
Sostuvo entonces que hasta que se produzca dicho cambio cultural en lo que serán los futuros conductores, "se debe aplicar sin miramiento alguno la Ley actual mencionada". El especialistas contó que actualmente las salas de emergencias se ocupan en un 80 por ciento por pacientes víctimas de accidentes, y recordó que los accidentes constituyen una de las causas de atención por emergencias que mayor gasto demanda, con el agravante que por atender traumatizados en muchas ocasiones se tienen que postergar o derivar la atención de otros pacientes con cuadros de urgencia que no corresponden a siniestros viales