Tobías tiene tres. Su papá es policía, y éste junto a su mamá y un equipo de profesionales, hace dos años que bregan por la salud del pequeño. El nene será el primero en la región en recibir un implante coclear para mejorar su audición en un hospital público y, además, en ser financiado por una obra social estatal.
La intervención será este martes en el Pediátrico “Juan Pablo II”. Estará a cargo del especialista Jorge Iglesias, su equipo de profesionales, en trabajo conjunto con el jefe del Servicio de Audiología del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, Eduardo Hozman.
El niño de tres años será el primero en la región en someterse a una cirugía de estas características. Además, será la primera ocasión en que la operación estará financiada por el Ioscor. Sólo el implante tiene un valor de aproximadamente 35 mil dólares y es importado de Europa.
La cirugía se enmarca en una campaña de Detección Temprana de la Hipoacusia, cuyo referente es Jorge Iglesias, quien, hace más de 5 años que, junto a un grupo de profesionales y padres gestionan tratamientos en menores, lo que incluye, implantes. Y hace dos años que solicitan un tratamiento acorde para Tobías. Luego de 60 días de espera y seis meses de prueba con audífonos, el pequeño paciente podrá someterse a una intervención.
El paciente padece una hipoacusia post parto. Es decir, que pudo adquirir por alguna enfermedad infectocontagiosa o porque nació con un peso por debajo de los normal (1,500 kg). También existe del tipo congénito e intrauterino, causado este último porque durante el embarazo la madre pudo haber sufrido rubéola o varicela.

Intervención única en la región
Existen dos tipos de tratamientos de la hipoacusia. Uno de ellos consiste en la amplificación del sonido a través de audífonos. El segundo, implica la colocación de un dispositivo en el cerebro que estimula la zona coclear y permite al paciente escuchar.
El método es recomendado para personas con hipoacusia profunda, como es el caso del niño que será intervenido este martes. Con esta operación, aproximadamente a los cinco años, el pequeño podrá escuchar normalmente.
Aunque el proceso de recuperación es arduo. El implante tiene un tiempo de encendido y los electrodos que estimulan el cerebro poseen un rango que va regulándose poco a poco hasta que el niño pueda acostumbrarse a identificar los sonidos. El monitoreo postoperatorio, por lo tanto, demandará al menos dos años con la asistencia de fonoaudiólogos.
En diálogo con El Litoral, Iglesias explicó que la estimulación auditiva debe realizarse desde los seis meses de vida o antes de que el niño cumpla los tres años. Esta es una etapa crucial en la cual el paciente, de no tratarse, “puede perder información esencial en el área lingüística”.