El ex presidente de los EEUU admitió que sintió “náuseas" al enterarse de que no se encontró ningún arma de destrucción masiva en ese país asiático
Bush niega haber querido invadir Irak
2010-11-09 16:26:32 |
El ex presidente de los EEUU admitió que sintió “náuseas" al enterarse de que no se encontró ningún arma de destrucción masiva en ese país asiático
El ex presidente de los EEUU admitió que sintió “náuseas" al enterarse de que no se encontró ningún arma de destrucción masiva en ese país asiático
El ex presidente George W. Bush aseguró que fue una "voz disidente" en el seno de su gobierno oponiéndose a invadir Irak, aunque luego se convenció de usar la fuerza. "Yo era una voz disidente. No quería usar la fuerza" contra Irak, “quería darle una chance a la diplomacia”.
En una entrevista a la cadena NBC, la víspera de la publicación de sus memorias, tituladas "Decision Point" e interrogado sobre la influencia de su vicepresidente Dick Cheney, que lo habría incitado a atacar Irak, Bush respondió que esta cuestión no tenía importancia. "Soy yo el que decide cuándo atacamos", explicó. Cheney "habría tal vez dicho "Vamos", pero yo dije "No"", afirmó.
El libro aparece una semana exacta después de la victoria republicana en las legislativas de los EEUU, con un tiraje de 1,5 millones de ejemplares, y en 500 páginas revisa su mandato, marcado por los ataques del 11 de setiembre y las invasiones de Afganistán e Irak.
Según The New York Times, que accedió a una copia del libro, Bush admite haber sentido "náuseas" al enterarse de que no se encontró ningún arma de destrucción masiva en Irak luego de la invasión de principios de 2003. En su momento, Bush había justificado la invasión en que el gobierno iraquí tenía "armas de destrucción masiva" que constituían "un peligro para el mundo".
Sin embargo, sigue defendiendo su decisión, afirmando que ahora Irak "está mejor, con un gobierno responsable ante la gente, que dejó de torturarla y matarla" y justifica la tortura del "submarino" o "bañera", en la cual el torturado es sumergido en agua hasta llegar al borde de la asfixia para obligarlo a hablar durante un interrogatorio.
"Claro que sí", responde Bush en una parte del libro a agentes de la CIA que le preguntan si podían someter al "submarino" al paquistaní Khaled Cheik Mohammed, el autoproclamado cerebro de los ataques del 11 de septiembre.
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