SALUD&BELLEZA

Qué es la “cuarta ola” de la pandemia que tiene a los médicos en el centro de escena

2020-08-03 10:49:35 |Aún no se conocen en su totalidad las consecuencias emocionales y en la salud mental que el nuevo coronavirus puso de manifiesto. Cuál es el impacto a largo plazo en el personal de salud
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Mucho y variado se ha escrito en este tiempo sobre los efectos de la pandemia en la salud mental de las personas. Y en este punto, el personal de salud es un gran grupo de riesgo.

Es que médicos, enfermeros, técnicos, personal de limpieza y demás integrantes del sistema de salud se ubican en lo que se llama “la primera línea” de asistencia del COVID-19. Son los guerreros sin armadura ni espada, que dan batalla a una enfermedad contra la que no existe vacuna ni tratamiento y que tiene al mundo en vilo hace más de siete meses.

De golpe, un enemigo desconocido pasó a acechar la vida tal como la conocíamos y los hogares se volvieron el mejor refugio. El paisaje de las ciudades se colmó de personas con la cara tapada y de varios países del mundo llegaron escenas de unidades de terapia intensiva atestadas de pacientes y médicos que -literalmente- debían elegir a quién conectar a un respirador y a quién dejar morir.

La población toda está inmersa en una sobreinformación que no colabora, si de mantener la calma se trata. Y en ese contexto, “el personal sanitario de asistencia del COVID-19 es el que está -en una proporción muy significativa- más afectado por el propio virus, y esto produce malestar, ansiedad, depresión y estrés”. Para el médico psiquiatra Marcelo Cetkovich (MN 65636), “es sabido que algunas personas van a experimentar algunas formas traumáticas de estrés y esto tiene que ver con estar expuestos -aunque todavía no se vio tanto en Argentina- a tasas de mortalidad elevadas entre personas que, en condiciones normales, habrían podido atender”.

El director médico y del Departamento de Psiquiatría de Ineco dijo a Infobae que “los efectos de la pandemia se van a observar en dos tiempos probablemente: un tiempo inmediato durante la pandemia, que es lo que se está observando ahora, y un efecto que se llama de ‘cuarta ola’ que son efectos tardíos o acumulativos”.

“Esto último tiene que ver con aquellas personas que por alguna razón (predisposición personal, la intensidad de la exposición a situaciones vinculadas a la pandemia o a la cuarentena), desarrollen síntomas de forma persistente -ahondó el especialista-. La cuarta ola se refiere a la recuperación física de las personas que estuvieron afectadas -la rehabilitación respiratoria en muchos casos es compleja- y también su recuperación emocional y cognitiva”.

“Las secuelas del virus son amplias”, destacó Cetkovich, quien señaló que “por otro lado está la secuela en la condición psíquica de la población general la cual, como se dijo, es en realidad parte de una respuesta normal”. En este grupo se incluye a los profesionales de la salud, que van a estar extenuados por un esfuerzo enorme: su estado mental es actualmente similar al de un soldado durante su traslado al frente de batalla.

Y en ese punto, para él, “por un lado van a sentir ese cansancio, pero por otro lado, dado el carácter vocacional de la medicina, la mayoría de ellos va a experimentar una sensación de orgullo por haber sido parte de quienes lucharon cuerpo a cuerpo contra la pandemia”.

Algunos de ellos, sin embargo, van a tener secuelas psíquicas que requerirán atención. “El personal de salud hoy cumple un rol muy importante en este sentido, en la medida que informe adecuadamente a la población, sin asustarla por demás. Aquí luego cumple un rol fundamental el personal sanitario de salud mental, porque van a tener a su cargo en esta ‘cuarta ola’ de la pandemia, el escuchar y atender a las personas afectadas”, ahondó el especialista. Para él, “su primer objetivo va a ser determinar si estos síntomas que se nombraron antes, forman parte de esta respuesta normal o si -como va a ocurrir en algunos o muchos casos- realmente constituyen una condición patológica”.

“No es gratis lidiar cotidianamente con personas en condiciones de sufrimiento humano, quienes están permanentemente expuestos pueden llegar a olvidarse del cuidado de su propia salud, y salvo honrosas excepciones, la población cuida poco a quienes entregan su saber y su vida”. Para la médica Silvia Bentolila (MN 59647/ MP 49677), docente de la Universidad Isalud , “es imprescindible considerar a la comunicación como un insumo clave para el manejo de situaciones extremas. La misma debe ser eficaz tanto intra como extra institucional y es clave para proteger la salud mental del personal y en consecuencia el control de la situación”.

Bentolila, quien además es coordinadora del Programa de Salud Mental para el médico (PASMMe) del Colegio de Médicos de la provincia de Buenos Aires -distrito 3- y del de Atención al médico en crisis (AMEC) del distrito 5, destacó que “hay señales clave que los profesionales deben tener en cuenta para pedir ayuda a tiempo”. Y enumeró: “Los estresores cotidianos (la toma de decisiones constante en conjunto con la presión de familiares, colegas y superiores, sumada a la violencia dentro y fuera de los ámbitos de salud), para no llegar a la depresión, sucumbir a la angustia o que se desencadene un burnout (reconocido oficialmente como enfermedad por la OMS desde el año 2019; el estar ‘quemados’ puede ocasionar en los profesionales actitudes negativas tales como la agresividad e irritabilidad repercutiendo en el aumento de los conflictos), y el desgaste profesional (cronificación del estrés que tiene consecuencias negativas en la salud)”.

Y tras asegurar que “el principal parámetro que puede tomarse para saber si es una condición patológica es ver qué tanto esto impacta en el funcionamiento de las personas”, Cetkovich consideró que “la forma de mitigar estos efectos es dándoles contención, escuchando, acompañando y brindándoles herramientas para poder lidiar”. “Cuando la gente entiende por qué se tienen que cuidar, está más capacitada para lidiar con la situación y eso le da seguridad y evita el impacto negativo de los síntomas de la pandemia”, finalizó.

Cómo cuidar a los que nos cuidan

Bajo el lema “cuidar a los que cuidan”, la subsecretaría de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el ámbito de la Salud Pública de la provincia de Buenos Aires lleva adelante hace varios meses una estrategia de trabajo para el personal hospitalario.

“Es un plano de trabajo que tiene que ver con el acompañamiento a los equipos de salud, porque es el recurso humano más necesario para el cuidado de la población”, hizo saber la titular del área, Julieta Calmels, quien explicó que en estos momentos los profesionales “están muy exigidos, preocupados, con temores, ya que atraviesan una situación particular de mayor exposición a la posibilidad de contagio”.

El esquema de contención, acompañamiento, supervisión y seguimiento de la subsecretaría incluye trabajo conjunto con la Dirección General de Hospitales y las y los directores de los hospitales provinciales, a los que se ofrece acompañamiento para sus equipos de salud mental -y por consiguiente a los equipos de salud de las instituciones-. Además, se hizo una articulación con las regiones sanitarias para que los equipos de salud mental que dependen de la subsecretaría puedan asistir y acompañar en caso de que sea necesario a los equipos de salud.

En la Ciudad de Buenos Aires, el Programa “Cuidar a los que que cuidan”, es una iniciativa del gobierno porteño de contención y acompañamiento al personal de salud, que tiene como objetivo principal promover el cuidado emocional y el bienestar físico de estos equipos que todos los días trabajan en pos de garantizar una atención pública de calidad para todos los vecinos en el marco de la pandemia.

Consta de una serie de propuestas que buscan llevar cercanía, aliento y escucha a quienes las reciben. Por otro lado, este programa permite relevar factores comunes que retroalimentan los procesos internos y habilitan el desarrollo de mejoras en el sistema.

Disponible para actores clave de la estrategia sanitaria entre los que se encuentran los trabajadores de 19 hospitales públicos de la Ciudad, del Centro de Operaciones para la Emergencia (COE), el personal de salud en las Unidades de Aislamiento Extrahospitalarios (hoteles), de los Cesacs y de los dispositivos DetectAR presentes en distintos barrios de la ciudad cuenta con el aporte de profesionales entre los que se destacan médicos, especialistas en emergencia, psicólogos, counselors, y coaches llevan adelante la tarea en conjunto con una red de más de 300 voluntarios.

En la misma línea, también en la Ciudad, una marca de electrodomésticos puso en marcha una acción para dar respuesta a una de las necesidades concretas que se vive en los hospitales, brindando contención para quienes cuidan de la vida de los argentinos.

Bajo el nombre de “Contenedores para los que nos contienen”, la iniciativa consiste en la instalación de espacios de descanso para que el personal de la salud pueda tomar un break, en las largas jornadas de trabajo, de la forma más parecida a sus hogares. Equipados con cafeteras, micrrondas, heladera, pava eléctrica, los contenedores son 19 y están anexados a las Unidades Febriles de Urgencia (UFU) que posee el gobierno porteño en los hospitales de alta complejidad para atender a los pacientes con fiebre y síntomas sospechosos de COVID-19 de forma segura.

“Hemos ingresado en una etapa muy difícil de la pandemia y sentimos que es el momento de estar más cerca que nunca. Como marca hemos decidido orientar nuestros recursos para acompañar a los que nos cuidan a diario, reconociendo su esfuerzo y sacrificio”, dijo a Infobae Marcelo Romeo, gerente de Marketing, Comunicaciones y Prensa de la compañía.
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