ESPECTACULO

¿Por qué fascina el caso Nahir Galarza?

2019-11-16 10:27:01 |La vida y la mente de una asesina que ahora llega a la televisión.
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Es hasta hoy la mujer más joven sentenciada a prisión perpetua en la historia de Argentina, pero ¿quién es la entrerriana de 19 años que mató a su novio por la espalda con el arma de su padre policía y luego confesó? Mauro Szeta, uno de los periodistas que investigó el crimen y escribió el libro sobre el que se hará una serie, cuenta las características que hicieron de este uno de los casos más mediáticos del periodismo policial en los últimos tiempos.

“Gualeguaychú: una joven de 19 años mató a su novio con el arma reglamentaria de su padre policía”. Así se anunciaba el 30 de diciembre de 2017 en los medios nacionales la noticia que hacía público por primera vez el nombre y el rostro de Nahir Galarza, una joven entrerriana que hacía solamente un día había asesinado a Fernando Pastorizzo y tras haber declarado como testigo de su muerte, se presentó ante el fiscal con el arma y confesó que había sido ella.

Después de ese primer acercamiento al despiadado crimen que se cobró la vida de un joven de 20 años en vísperas del Año Nuevo, hora tras hora y día tras día los pormenores de todo lo que ocurrió antes y después de ese trágico final colmaron el éter radial, las páginas de los diarios y miles de minutos en la televisión.

Por algún (o algunos) motivos, cada detalle de esa historia oscura se inmiscuía en las redes sociales, las conversaciones de ocasión y las mesas familiares. Las fotos de Nahir -joven, linda y de clase media acomodada de Entre Ríos- en las que se la veía posando, riendo o con amigas, se repetían en loop. Había algo alrededor de ese homicidio que lo diferenciaba de los crímenes que día a día desfilan dolorosamente en los medios.

Esa pregunta se hicieron los periodistas Mauro Szeta y Mauro Fulco, que escribieron el libro Nahir. La historia desconocida (Sudamericana), a partir del cual ahora se hará una serie tipo thriller que promete abordar “su perfil psicológico, la denuncia de un falso secuestro en su adolescencia, la tormentosa relación que mantenía con Fernando, los detalles más crudos de sus distintas versiones del crimen, sus días en la cárcel y su irrupción en las redes sociales” para develar el entramado de “mentiras, pasiones y engaños” que la llevaron a convertirse en “la asesina menos pensada de la Argentina”.

La autora será Tamara Tenenbaum, escritora, periodista y guionista feminista, autora, entre otros libros, del best-seller El fin del amor. Querer y coger (Ariel). Y dentro del feminismo, casualmente, también se planteó un debate en torno a Nahir: sobre su hipersexualización en los medios, sobre el protagonismo de su figura por sobre la de su víctima, sobre a la condena perpetua que llegó tan solo seis meses después del crimen y -en grupos exiguos e insignificantes en número- sobre el deber de defenderla como una potencial víctima de violencia.

En diálogo con Infobae, Mauro Szeta explica que el tema no se agota en el género y da cuenta de los detalles que despertaron intriga y discusión de la relación de Nahir y Fernando y su trágico final.

—¿Cuál de todos los detalles de este crimen lo convirtieron en un caso tan mediático?

—Tenemos varias hipótesis. Yo parto de la premisa de que en Argentina lo que predomina es una pandemia femicida, donde todos los días en las dos horas que estoy al aire cuento casos de mujeres asesinadas por hombres, muchos ya denunciados, y una justicia machista que no las escucha a esas mujeres. En ese marco, hay casos que son atípicos o excepcionales. Esa podría ser una explicación de lo que pasa con Nahir: se sale de la triste norma de que las mujeres son asesinadas todos los días. Y ese es el verdadero problema que tenemos que atacar. Pero mientras todo esto sigue pasando, de repente nos despertamos con que Nahir Galarza confiesa, entrega el arma y se hace responsable de haber matado a Fernando. Es condenada y eso impacta porque es muy joven y recién saldrá en libertad con 35 años cumplidos de prisión. Es un caso que genera controversia. No hay posiciones únicas. Pero entiendo que surjan interrogantes como ‘¿Por qué merece un libro?’ o ‘¿Por qué hablan de ella y no de los tipos que matan mujeres?’. Pero eso no quita que siga siendo un caso sorprendente y atípico y hay muchos casos en los que el victimario tomó más preponderancia que la víctima. Pasó con [Jorge] Mangeri, pasó con [Fernando] Farré, femicidas brutales. Tiene que ver con el tipo de personajes. A mi me corren diciendo que por contar el caso de Nahir me olvido de las violencias a las mujeres, cuando hago todo lo contrario. Mi primer libro fue sobre femicidios. Me parece exagerado interpretar eso. Yo defiendo la lucha del feminismo.

—¿Hay un componente clasista?

—No soy sociólogo para afirmarlo, pero una explicación que encontramos, que nos presenta como sociedad de una manera tendenciosa, es que no deja de ser un dato que en el imaginario colectivo haya una idea de que una chica bien con educación como ella no puede matar de esa manera. Hay ahí sí un componente clasista en la mirada del espectador mediático. Me tocó entrevistar para la misma época a una chica en la cárcel de un barrio de Moreno que mató a su pareja, era víctima de violencia de género y a pesar de eso está condenada. Como ella no respondía a ese sector medio y no daba con ese perfil, su caso no tuvo repercusión. Eso también habla de nosotros como sociedad.

—En el caso de Nahir también aparece en algún momento la violencia de género.

—Después nos enteramos que ella introduce en su defensa algún argumento relacionado con la violencia de género. En una ampliación de la declaración en el juicio inserta aún más elementos de esto y los dos tribunales -el que la juzgó y el que confirmó la sentencia- desacreditaron la existencia de esa violencia. Ella cuenta tres situaciones de violencia física: una en presencia de una persona que en el juicio no lo convalidó y otra en la que ella señaló tener un golpe de él que su profesora después dijo que era más compatible con una bocha de hockey. También se desacreditó por inverosímil una secuencia que ella describe durante la segunda confesión en la que invierte la secuencia de cómo ella se sube a la moto y dice que el arma la agarra él, que él fue el que se puso violento. Ella nunca había referido nada de todo esto nunca y no fue tenido en cuenta. Lo que ella verbaliza no encuentra evidencia testimonial o probatoria en un análisis que haya logrado demostrar que él haya sido el autor de eso. Lo mismo la vecina que supuestamente sostenía los dichos de Nahir pero tras sus propias contradicciones termina procesada por falso testimonio. He cubierto casos de mujeres que lograron demostrar que eran víctimas de violencia y hay tribunales con perspectiva de género que dieron cuenta de testimonios y pruebas y lo tomaron en consideración. En este caso nadie pudo confirmar o abonar que ella era víctima. La Fiscalía sostuvo siempre, aunque después no la pudo imputar por eso, que hubo un homicidio con alevosía, matar a traición y sobreseguro. Nada más seguro que matar a alguien que te lleva en una moto. Y ella primero se hizo la desentendida, declaró como testigo y a las horas y, nunca sabemos por qué, lo confiesa. También se puede hacer otra lectura: si ya sabías que te ibas a entregar por qué no usar esa oportunidad histórica para denunciar la violencia.

—El caso también dio lugar a un debate sobre los noviazgos o las relaciones violentas, a partir de los mensajes que se enviaban o las peleas que tuvieron antes del crimen.

—Era una relación muy complicada, ellos se agredían mucho. En el libro está toda la mensajería de WhatsApp de la causa, donde se puede ver perfectamente lo fluctuantes que eran. Se desafiaban constantemente, hasta para ver quién tenía más novios en una noche en un boliche. Era una relación muy violenta, pero de pura violencia verbal y tecnológica; se comían la cabeza. En los mensajes se puede ver cómo no paran de tirarse mierda uno al otro constantemente con diferencia de apenas minutos. Iban de las barbaridades al amor sin escalas. Era evidente que algo ahí no estaba bien. Pero si el fallo no toma en cuenta las denuncias de violencia de género que ella hace en su segunda declaración y luego en el juicio es porque no se pudo probar. Lo que sí analizaron los jueces es que si uno ve cómo se comportaba Nahir en las redes y cómo no tenía temor para ser desenfrenada o enfrentar a Fernando, se puede pensar que con ese tipo de personalidad ella no se habría quedado en el molde. Es una valoración relativa y discutible pero interesante. Eran capaces de tener diálogos muy violentos, Fernando también le contestaba mal y se despertaban mucho en lo verbal. Da a pensar que si se hubiese cometido un hecho de violencia física Nahir lo habría encarado.

—¿Hay machismo contra Nahir?

—Colegas feministas amigas con las que estudiamos la problemática de género hace 20 años también plantearon un escenario que es ¿por qué la sentencia sale tan rápido? Muchas interpretaron que fue porque hay una justicia machista. La Justicia lo que dice es que fue porque hubo una confesión inmediata. Eso también es excepcional. No se encuentran todos los días casos así y menos en una provincia que no tiene todos los días homicidios como sí puede pasar en el conurbano. Después, a Nahir le cuestionan boludeces: porque se pinta, porque se peina. La cárcel es el lugar donde van a vivir, es una estupidez que le cuestionen que se quiera ver linda. Esa me parece una mirada machirula. Otra maniobra que me pareció muy delicada fue cuando quisieron exhibir en el juicio el video “sexual” de ellos. El vínculo ya estaba probado, no hacía falta presionarla. Me parece zarpado e innecesario que se centren en su vida sexual. Ahí hay una mirada machista que no tiene que ver con el fallo. Si yo encuentro o hubiese encontrado en el caso que ella era víctima de violencia de género soy el primero en hacer una campaña periodística para contarlo. Los grandes movimientos feministas tampoco han salido a proclamar por ella como sí ha pasado en otros casos.

—Nahir parece estar cada vez más cómoda con su personaje.

—Ella sigue siendo noticia también porque ella misma se coloca en ese lugar. Hace muy poco dio una entrevista en la que dice estar embarazada y después era falso. Nadie explica por qué sucede eso. Hay derecho en la cárcel a tener intimidad con hombres, a quedar embarazada, a construir una vida. Pero me llamó la atención esto de difundir el falso embarazo, no sé con qué criterio lo planteó.

—¿Cómo va a encarar la historia la serie?

—Todavía está en una etapa muy preliminar. La idea no es juzgar sino relatar los hechos combinando el expediente con los testimonios que pudimos obtener y sin dejar de tener la inquietud de si esto encuadra dentro de un caso de violencia de género o si es un hecho totalmente atípico a lo que estamos acostumbrados a ver, que es un hombre matando a una mujer. La idea es contemplar las dos visiones: la versión de la acusación y la de Nahir, no sólo la del Tribunal. No se va a centrar en una única línea argumental, no vamos a omitir lo que ella dice. Que una piba joven haya logrado tramar ese crimen llama la atención, hay una frialdad que sorprende. Un dato interesante es que Tamara Tenenbaum es parte de la serie. Una periodista como Tamara me parece que es el equilibrio entre lo que dice el Derecho y la concepción de una periodista que se fija en el feminismo. La mirada de género de Tamara me parece fundamental. El padre también es un eje interesante. Un policía que justo al momento del asesinato de Nahir a Fernando estaba enfrentando un juicio por haber matado a un delincuente, donde es absuelto. Pero que era un hombre señalado como parte de la policía brava, que había sido patovica. Sin justificar el crimen, hay un esfuerzo por entender por qué termina matándolo, cómo influye su crianza y todas las cosas que le fueron pasando.

l.g
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