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De cine tradicional a galería comercial

2019-06-14 09:20:04 |Durante 65 años fue una de las salas cinematográficas más elegidas por el público. A 12 años de su cierre rea­brirá sus puertas como shopping.
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De fábrica de sueños e ilusiones durante 65 años, el Colón fue reconvertido y pasará a ser un centro co­mercial. El tradicional edifi­cio de la calle 9 de Julio 1184, casi Mendoza, reabrirá sus puertas después de 12 años de permanecer cerradas y de los cuales al menos cin­co en obras. El Colón fue el último gigante en pie del séptimo arte en Corrientes, figura de una época glorio­sa de la cinematografía y de salas tradicionales. Antes de él cerraron sus puertas en esta Capital otros grandes: Cine Rex (en Junín casi Cata­marca); el Itatí (en Yrigoyen frente a la plaza Libertad); el Corrientes (Córdoba casi Junín) y el San Martín (ave­nida 3 de Abril y Alberdi).

El éxito y la presencia del público en el Colón se sos­tuvo por al menos cuatro décadas, hasta fines de los años ‘80, cuando comenzó a extenderse la televisión por cable y la posibilidad de alquilar películas en VHS y verlas desde la comodidad del hogar. Pese a ello los ci­néfilos se mantuvieron lea­les. Pero la estocada final llegó con la apertura de nue­vas salas más modernas, con mejores sonidos, en salas de juego, shoppings e hiper­mercados en esta Capital, que pertenecientes a cade­nas internacionales concen­traron la distribución de los nuevos títulos, que dejaban al margen a los cines tradi­cionales. En su momento, como una alternativa para convocar a un público que elegía otros sitios, el respon­sable del Colón hizo divisio­nes internas y transformó la gigantesca sala en cuatro más pequeñas que afectaron la acústica del lugar. Todavía hay quienes recuerdan que era posible escuchar la pe­lícula que proyectaban en la sala contigua.

En realidad, la mayoría de los grandes cines clásicos en el país dejaron de existir en los ‘90 y el destino de todos esos edificios fueron trans­formados en comercios, supermercados y templos religiosos. El Colón corrió la misma suerte y ahora será una galería comercial.

LA FUNCIÓN SOCIAL

El Colón se inauguró en 1944 por parte de la familia Liotti, ese mismo año que también abrió sus puertas el Cine Rex. No se sabe mu­cho acerca del porqué del nombre; se especula con que hacía referencia a un nuevo mundo por descubrir, o también -por qué no- hay que recordar que el cine y también sala teatral tal vez intentó hacer una referencia al gran teatro de la Argenti­na.

A lo largo de 65 años no fue solamente un espacio para la proyección de pelícu­las, sino también un lugar de encuentro y de debate sobre cine, un punto de referencia y de contacto para acceder a la cinematografía nacional e internacional; allí funcionó también un Cineclub, en el que se proyectaron algu­nas de las más importantes películas del séptimo arte universal como los filmes de grandes directores.

Además de proyectar pe­lículas, también fue una de las salas más populares dado que las entradas tenían un precio más económico que el resto; organizaba ade­más proyecciones gratuitas y firmó convenios con ins­tituciones educativas para que los alumnos pudieran disfrutar de películas infan­tiles; tal vez esa iniciativa posibilitó que muchos chi­cos de escuelas alejadas de la zona céntrica pudie­ran asistir por primera vez a una sala de cine.

La última proyección fue en agosto de 2007 y en medio de un conflicto judicial cerró sus puertas. Siete años después, en 2014, y tras la venta del inmueble que fue adqui­rido por una empresa co­menzaron las obras para transformarlo en una gale­ría. Cinco años transcurrie­ron para su nueva apertura. Llamativamente este centro comercial llega en un mo­mento en que justamente la actividad se encuentra bas­tante alicaída, con locales de la peatonal Junín, a sólo 100 metros del Colón, que bajan sus cortinas agobiados por los altos impuestos y las es­casas ventas; pero tal vez el centro comercial concentre la atención y el consumo de los correntinos.

LAS NUEVAS INSTALACIONES

De acuerdo con la infor­mación disponible en la pá­gina web, la firma que se en­carga de administrar y pro­mocionar la venta y alquiler de los espacios en el edificio, asegura que se construye­ron 44 locales comerciales y 10 espacios gastronómicos, lo cuales se distribuyen en planta baja y cinco pisos.

“Los niveles están conec­tados por medio de escale­ras mecánicas (ascendentes) y ascensores panorámicos que facilitarán el acceso a cada rincón del edificio”. El proyecto se completa con un patio de comidas en los dos últimos niveles, con una extensión al aire libre que ofrece una vista panorámica de la ciudad, lo que incluye una privilegiada visual del río Paraná”.

También adelantan que tendrá una serie de servicios extras para los visitantes, “también contará con un stand de atención al clien­te, servicios de primeros auxilios, préstamos de sillas de ruedas, wifi, ascensor camillero, préstamos de co­checitos para bebé, zona de lactancia, cambiadores para bebés, sanitarios para niños y bancos de descanso”; ha­brá que ver si esto se cumple ciertamente.

Mientras tanto, en el re­cuerdo de los correntinos continúa presente el cine Colón. Cuando en septiem­bre se abran nuevamente las puertas, muchos anhe­larán acercarse para cono­cer aquel espacio y recordar aquellos años de encuentro y de disfrute de grandes tí­tulos de la cinematografía.s

LA APERTURA OFICIAL ESTÁ PROGRAMADA PARA SEPTIEMBRE.

Lindante al edificio del Colón se encuentra un local gastronómico, en la esquina de Mendoza y 9 de Julio. Allí funcionó el cine La Perla, la primera sala que tuvo Corrientes en 1918.

La fachada del edificio Colón fue preservada tal cual, lo mismo que el salón de ingreso y una escalera. Pese al avance de la demolición, la empresa cons­tructora debió cuidar las condiciones arquitectónicas originales, dado que el inmueble integra el Registro de Patrimonio Comercial de la Ciudad, que persigue la recuperación y conservación de edificaciones comer­ciales de gran función social.

Esa iniciativa se impulsó una vez que el cine Colón cerró sus puertas en 2007, y se apuntaba a que las fu­turas explotaciones comerciales respetaran la estruc­tura original. La función del registro, creado en 2006, es acordar con los propietarios que la continuidad de la explotación comercial de esos edificios se realice sin dañar su fachada original ni la identidad paisajística del entorno.

l.g
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