Milagros es el nombre con el que se bautizó a la recién nacida abandonada en una caja frente a un domicilio de Monte Caseros, en la madrugada del domingo. La beba, que conmueve y enternece a toda la comunidad, continúa internada en el sanatorio Corrientes de esa ciudad, en perfecto estado de salud, al cuidado de la familia del barrio Malvinas, que la encontró. Gustavo Manuel Tardito y su esposa no salen de su estado de shock, ya que para ellos fue un milagro y cosa del destino la aparición de esta niña en sus vidas, y buscan adoptarla. Esto fue cosa del destino y enviada por Dios a nuestras manos, para que la cuidemos, dijo Tardito, y agregó que aguardaran una decisión judicial, esperemos que nos den la oportunidad de cuidarla. Desde que la recién nacida fue abandonada, cuando aún tenía el cordón umbilical pegado a su cuerpito, y que se presume que tenía pocos minutos de nacida, se iniciaron las actuaciones preliminares en la comisaría Primera, y el caso fue caratulado de oficio como supuesto abandono de persona. El oficial Juan Robledo, segundo jefe de la comisaría Primera de la ciudad, aclaró en conferencia de prensa que el tema de adopción es una decisión netamente del poder judicial, ni nosotros, ni la familia que la halló, ni el personal médico va a determinar a quién se la darán, en caso de que se la dé en adopción, lo que sucede en estos casos por ahí es que la prioridad la tiene la familia que la encontró, que es la primera que entró en contacto con la beba. En este sentido, Tardito, que además es papá de tres hijos, expresó: Así como Dios la puso en nuestras manos, queremos cuidarla. Me gustaría adoptarla. Estamos decididos a cuidar de ella. Sobre el hecho, también relató: Fue una sorpresa muy grande encontrar en la puerta de casa un bebé recién nacido, con el cordón umbilical y sangrando, nacido escaso minutos antes de que llegáramos a casa. Para nosotros es algo shockeante. Todavía no salimos de este shock y sentimientos, afirmó, y contó que el hallazgo se produjo a las 0.15. Estaba bien en la puerta de mi domicilio. No estaba llorando. Cuando la alcé, largó un llantito y un suspiro, la tapé con unas mantitas que tenía y fuimos por asistencia médica. Y resaltó que 10 minutos después de haberla encontrado se largó una tormenta de agua, viento y frío, y agregó: Si llegábamos más tarde probablemente hubiese sido otro el cuadro.

l.g