Con su continuidad como conductor pendiente de un hilo, Angel Cappa dirigió el lunes una nueva práctica del plantel de River Plate, golpeado por la derrota ante All Boys, un rival directo en la lucha por la permanencia, que llevó a siete los partidos sin triunfos para el Millonario.

 

 

El entrenamiento en el Monumental, a puertas cerradas, ya estaba programado desde la semana pasada, mientras el técnico sigue en el silencio que se autoimpuso, en tanto la dirigencia mastica bronca por lo bajo y aguarda una definición del presidente Daniel Passarella, el hombre que llevó a Cappa a River tras el sello que dejó en Huracán.

 

 

Por lo pronto hay dos nombres que las lineas bajas de la directiva dejan trascender. Américo Gallego es el técnico que más atrae, aunque de ser necesario una transición o interinato impondrían a Juan José López, coordinador de fútbol desde la llegada de Passarella a la presidencia.

 

 

Cappa quiere seguir y está dispuesto a no dar respuesta a las quejas de los hinchas, ni a los murmullos dirigenciales y aceptaría dar un paso al costado sólo si se lo pide Passarella, quien se reunirá esta tarde con la mesa directiva para fijar posición.

 

 

El "se van para la B" que emergió de las pequeñas aunque muy pobladas tribunas de All Boys, justamente el chico que aparecía como máximo candidato a ocupar una de las plazas para el descenso, golpeó duro en los sensores riverplatenses, incluso el de los dirigentes.

 

 

La disyuntiva es si cambiar de caballo en medio del río o seguir hasta la otra orilla. El río es el clásico ante Boca, pero una caída ante el clásico rival el martes 16 podría tener un doble golpe psicológico si por perder con su adversario histórico River muestra la flaqueza de tener que dar de baja a su técnico.

 

 

Por lo pronto, el plantel volvió en silencio al trabajo en una mañana gris y ventosa en el Monumental, tras lo cual tendrán los jugadores tendrán libre el martes y volverán a entrenar el miércoles.